A pesar de una ligera caída en las reservas, muchos propietarios privados en Mallorca pueden mantener o aumentar sus ingresos gracias a precios más altos. Una mirada a las causas y las consecuencias.
Buenos números, sensación extraña: Así fue la temporada para los alquileres privados
En una cálida mañana de octubre en el Mercado de l'Olivar se oyen las conversaciones habituales: cafés llenos, un taxista maldice suavemente el tráfico en la Via Roma, y en algún lugar una propietaria habla por teléfono sobre la última reserva. Detrás de estas escenas cotidianas, para muchos anfitriones, hay un balance sorprendentemente estable: el número de reservas cayó ligeramente a lo largo del año, pero los ingresos se mantuvieron en curso, o incluso aumentaron.
Menos reservas, precios más altos
Desde diversos círculos del sector se escucha que las reservas han caído alrededor de un 5%. Al mismo tiempo, muchos propietarios han aumentado los precios en promedio en alrededor de un 10%. El resultado parece paradójico, pero encaja en la imagen de un mercado que se reajusta tras la pandemia: menos huéspedes, pero más ingresos por noche.
¿Por qué? Parte de la explicación está en la flexibilidad de los viajeros. Hoy se reserva más tarde, se cancela con más frecuencia, y algunas fechas se desplazan en las últimas semanas antes del viaje. Se nota especialmente en julio, dicen los propietarios, mientras agosto volvió a ser más estable. También hay protestas locales contra el overtourism y el problema de las ofertas ilegales, que deslucen la ocupación de algunos proveedores serios.
Caen los precios de otoño – oportunidades para los que buscan escapadas espontáneas
La estacionalidad sigue siendo notable: el otoño trae precios por noche notablemente más bajos. En estudios, el precio medio para octubre fue de poco menos de 200 euros por noche — significativamente menor que en pleno verano. Palma sigue siendo más cara que muchos lugares del este o del norte, pero aquí también los precios caen con fuerza.
Muchos anfitriones actúan de forma pragmática: descuentos por estancias más largas, tarifas reducidas en temporada baja o alquiler durante todo el año ya no son excepciones. Algunos incluso gestionan activamente la estancia de visitantes fuera de la temporada alta — esto aporta menos margen, pero flujos de reservas más estables.
¿Qué significa esto para los huéspedes y los vecinos?
Para los turistas, esto significa: quien sea flexible, encontrará mejores ofertas en octubre o noviembre. Pero para la isla, siguen existiendo desafíos: regulación contra el alquiler ilegal, mejor protección para los vecindarios y un equilibrio entre ingresos y calidad de vida. Los anfitriones que invierten en comunicación clara y servicio parecen ser los que mejor resisten la temporada cambiante.
El verano de 2025 ha mostrado: el mercado está cambiando — lento, pero perceptible. Para los alquileres vacacionales de Mallorca es hora de reaccionar con astucia: precios, disponibilidad y la reputación del alojamiento pesan más que nunca.
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