Compacto, sostenible y práctico: el árbol de Navidad de madera que llama la atención en Mallorca

Compacto, sostenible y sin agujas: un nuevo árbol para el piso de ciudad

En una mañana gris en Palma, entre una parada para un espresso en el casco antiguo y la compra rápida en la Carrer de Sant Miquel, llama la atención de inmediato: un árbol de Navidad artificial que no está hecho de plástico, sino de madera. No hay olor a abeto, sino una línea clara y una promesa: comprarlo una vez y usarlo durante años.

Aprovecha el espacio y es flexible

Con unos 160 centímetros de altura y cerca de 85 centímetros de ancho, el modelo está pensado para viviendas en las que la esquina junto al sofá cuenta tanto como el balcón. Práctico: las 23 ramas giratorias. Lo vi ayer en una tienda; en cinco minutos pude ajustar la forma de modo que incluso la estrechez del pasillo dejó de ser un problema. Sin agobios al decorar, sin batallas con el espumillón.

Qué hay dentro: madera, metal y un precio ajustado

La estructura consta de una varilla metálica interior que aporta estabilidad y la base es de madera —suficientemente estable para parquet o baldosas. Según la descripción del producto, las piezas proceden de madera de abeto y pino (la dependienta habló de dos tipos de madera), y el precio ronda los 25 euros. Para muchas familias de la isla es un claro "vale, lo pruebo".

Sostenibilidad, pero sin espectáculo

Importante: el producto se anuncia como reutilizable. No es un discurso verde con pajitas, sino sencillamente práctico: no tirar un árbol cada año, no macetas que se congelan, no agujas bajo el sofá. Sin embargo, el artículo está pensado para interiores —¿velas en el árbol? Mejor ni pensarlo, por riesgo de incendio.

¿Para quién merece la pena?

Si vives en una maisonette en Santa Catalina, en un piso compartido de una habitación camino de la universidad o simplemente quieres un árbol de Navidad sencillo y ordenado, esta es una opción. Las familias con niños pequeños valoran la estabilidad y el fácil montaje; los aficionados a la decoración agradecen las ramas ajustables.

No es comparable a un árbol de conífera real, claro. Pero para muchos mallorquines es una alternativa pragmática, económica y sólida —especialmente en tiempos en los que el espacio y el presupuesto escasean. Pronto volveré a visitar una tienda y probaré algunas guirnaldas. Veremos cuánto resiste a nuestros rituales anuales de Adviento.