Road to Cap Formentor: Closures 2026 and Open Questions

Carretera al Cap Formentor: Nuevos horarios de cierre y preguntas abiertas para 2026

👁 2286✍️ Autor: Ana Sánchez🎨 Caricatura: Esteban Nic

Del 15 de mayo al 15 de octubre de 2026 el acceso al Cap Formentor estará cerrado durante el día para coches privados. Buena idea — pero, ¿qué queda para los residentes, los visitantes de la playa y las conexiones de autobús?

Carretera al Cap Formentor: cierres en 2026 traen orden — pero no todas las respuestas

Pregunta central: ¿Es el cierre temprano un verdadero instrumento de tráfico y protección de la naturaleza o más bien un apaño sin planificación?

El gobierno de las Islas Baleares ha anunciado que la carretera al Cap Formentor el próximo año estará cerrada para coches privados del 15 de mayo al 15 de octubre entre las 10:00 y las 22:00. En temporada alta solo los autobuses de la TIB podrán llegar al punto más septentrional de la isla; a la Playa Formentor se podrá acceder en coche privado solo mientras haya plazas de aparcamiento disponibles. Quien no lo respete se arriesga a una multa de hasta 200 euros. La DGT registró este año en el Cap Formentor 2.300 infracciones.

Al principio suena como una solución clara: menos atascos en la MA-2210, menos aparcamiento ilegal en los pinares, menos caos en miradores como el Mirador Es Colomer. Pero sobre este empedrado de medidas hay muchas preguntas sin resolver.

Primero: ¿Cuál es la capacidad real de los autobuses de la TIB? En horas punta a menudo ya a las 21:00 se ven turistas en minibuses abarrotados. Si los coches privados se quedan fuera, los autobuses deben ser más fiables, más frecuentes y accesibles. Quien vaya con carrito de bebé o equipaje a la Playa Formentor no puede quedarse a merced de un grupo turístico de siete personas.

Segundo: ¿Quién piensa en los residentes y en los proveedores de servicios? El cierre en esa franja horaria tan estrecha afecta también a personas que viven, trabajan o son oficios en la zona. Hace falta una normativa clara para permisos excepcionales y un procedimiento rápido y de acceso local — no solo formularios que se queden semanas en despachos.

Tercero: Controlar es más que cerrar la carretera. La cifra de la DGT de 2.300 infracciones demuestra que las prohibiciones sin cumplimiento no sirven. Surge la pregunta de cuán estrictamente se sancionará: controles móviles, lectura automática de matrículas en los accesos o presencia visible en la zona. Sin una estrategia de control transparente, el cierre corre el riesgo de quedar en una mera orden administrativa.

En el discurso público a menudo falta la perspectiva de la infraestructura: puntos park-and-ride en Port de Pollença o Alcúdia, vinculados a un billete de autobús gratuito o barato, podrían interceptar muchos desplazamientos en coche. Tampoco se habla lo suficiente de ayudas digitales: una app que muestre en tiempo real plazas libres en la Playa Formentor, ventanas de reserva para visitas diarias o paneles informativos en la entrada reducirían el caos.

Una imagen del día a día: en una mañana calurosa de junio cruje la grava ante la estación del mirador. Familias con sombrillas esperan al sol el autobús, mientras un coche de alquiler hace marcha atrás porque la señalización era confusa. Pasa un pescador, cierra la puerta de su vehículo — tiene una placa de residente, pero nadie le explicó cuántas veces puede usar el acceso. Escenas así son típicas y muestran que las normas deben ser también socialmente pensadas.

Propuestas concretas que podrían aplicarse de inmediato: 1) un sistema de reservas escalonado para accesos privados entre días laborables y fines de semana; 2) un park-and-ride en Port de Pollença con aumento de frecuencias de los autobuses TIB en horas punta; 3) sensores de aparcamiento en tiempo real y un indicador público de plazas disponibles en la Playa Formentor; 4) permisos excepcionales claros y comunicados de forma transparente para residentes, proveedores y personas con movilidad reducida; 5) multas escalonadas para reincidentes y registro digital en puntos clave.

El cierre no debe ser un fin en sí mismo. Si tiene éxito, los pinares y los acantilados estarán mejor protegidos, los senderos más tranquilos y la experiencia de los visitantes menos estresante. Pero si se implanta sin medidas complementarias ni comunicación abierta, el tráfico se desplazará a pueblos vecinos, los residentes sufrirán y las sanciones recaerán con frecuencia sobre turistas bienintencionados que simplemente estaban mal informados.

Conclusión: el adelanto del cierre al Cap Formentor es un paso valiente. Lo decisivo será si la administración y los operadores de transporte llenan la brecha entre la prohibición y la vida diaria. Si no, de una buena idea quedará solo otra señal al borde de la carretera — pero con pequeñas y efectivas medidas complementarias la isla podría mostrar cómo combinar gestión de visitantes y protección del entorno sin olvidar a la gente que vive allí.

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