Atletas y voluntarios en la Challenge Peguera 2025 junto a la costa con público en el paseo marítimo

Challenge Peguera 2025: Lleno de participantes, ambiente animado y muchos voluntarios

👁 4271✍️ Autor: Ana Sánchez🎨 Caricatura: Esteban Nic

1.600 participantes, 600 voluntarios y un paseo marítimo repleto de espectadores: la undécima Challenge Peguera trae deporte, voces y actividad comercial al pueblo costero y demuestra lo bien que puede funcionar una comunidad insular.

La undécima edición hace vibrar Peguera

Temprano por la mañana el metal de las bicicletas de carrera choca contra las paredes de las casas, las gaviotas gritan sobre la bahía y el aroma del café recién hecho se mezcla con el olor a sal — Peguera se siente como un gran campamento deportivo bien engrasado. La undécima Challenge Peguera está agotada: 1.600 participantes de 49 países se han inscrito, y unos 60 profesionales aportan un plus de prestigio a la prueba.

En la rueda de prensa, el alcalde Juan Antonio Amengual agradeció expresamente a los organizadores, a los patrocinadores — y muy especialmente a los alrededor de 600 voluntarios que hacen posible el evento. Los ayudantes están por todas partes: en cruces, en los puestos de avituallamiento, como oficiales de recorrido o simplemente con una botella de agua en la mano cuando más adelante aumenta el calor del día.

El recorrido: mar, colinas y paseo marítimo

La carrera sigue la clásica mezcla mallorquina: se nada a lo largo de la costa de Peguera, el segmento de bicicleta recorre las onduladas carreteras de Calvià — con viento, algunas rampas más empinadas y paisajes que invitan a detenerse y mirar — y la carrera a pie transcurre por el paseo marítimo y por los cascos urbanos más estrechos. Quien madruga puede ver las primeras escenas desde las 7:00: cuerpos remando en el agua, el clic rítmico de los cambios y espectadores que animan con silbatos y aplausos.

En la lista de salida figuraban nombres como Lena Meissner, Daisy Davies y Ognjen Stojanovic, además de representantes de la hostelería y la organización: Antonio Mayol de la asociación hotelera, Yannik Ehrhart de Universal Beach Hotels y Zibi Szlufcik de Challenge Family. Todos ellos subrayaron que el deporte y el turismo aquí van de la mano — al menos durante este fin de semana.

Qué pueden esperar residentes y visitantes

Este tipo de grandes eventos dan vida al lugar: las cafeterías se llenan, la plaza frente a la iglesia parece un mercado y las plazas de aparcamiento escasean. El ayuntamiento ha repartido folletos informativos sobre los cortes de calles; los vecinos deben prever desvíos. La atmósfera, sin embargo, es más de emoción amigable que de caos — y la mayoría acepta las restricciones temporales con buen humor. Al fin y al cabo, los aplausos y los saludos forman parte de Peguera en estos días.

Los organizadores ponen énfasis en la seguridad y la protección del medio ambiente: reducción de residuos, puestos de avituallamiento regulados y una fuerte presencia de sanitarios para asegurar que el desorden del final del día sea limpio y seguro. Son las muchas pequeñas cosas — cintas de señalización, voluntarios indicando direcciones, un contenedor extra en el paseo — las que, juntas, sostienen un gran evento.

Más que deporte: la isla se beneficia

Para la economía local, los participantes y espectadores suponen un estímulo bienvenido fuera de la temporada alta: los hoteles se llenan, los restaurantes sirven cafés prolongados y la panadería junto al ayuntamiento vive colas de corredores con zapatillas. En la calle se oyen idiomas de todo el mundo, y los rostros de los voluntarios a menudo dicen más que las palabras: orgullo, cansancio y alegría cuando un atleta cruza la meta.

Un pequeño consejo práctico para quienes se acerquen: lleve el móvil cargado, protección solar y venga temprano. Y si necesita una pausa — el espresso en las pequeñas cafeterías es lo bastante fuerte como para reactivar incluso a los ciclistas más cansados.

Al final permanece una verdad sencilla: estos días viven de la gente que colabora. Peguera demuestra que una pequeña comunidad con mucho corazón puede organizar un gran evento — ruidoso, colorido y al final, un poco orgullosa.

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