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Los embalses de Mallorca siguen cayendo: el agua potable se vuelve más escasa

Los embalses de Mallorca siguen cayendo: el agua potable se vuelve más escasa

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Gorg Blau y Cúber se encuentran notablemente por debajo del nivel del año anterior. Emaya y los servicios meteorológicos advierten: sin lluvias significativas podrían venir más restricciones.

Los embalses de Mallorca siguen cayendo — lo que esto significa para Palma y los pueblos

Las cifras suenan poco impresionantes hasta que abres el grifo y te das cuenta de que sale menos agua. Actualmente, las dos reservas más importantes de la isla, Gorg Blau y Cúber, se sitúan juntas en alrededor del 29,45 por ciento de llenado. Gorg Blau tiene aproximadamente 30,51 por ciento de su capacidad de 7,36 hectómetros cúbicos, Cúber llega a casi 27,81 por ciento. Eso lo comunica el proveedor Emaya — y la voz en la línea de atención no suena relajada.

En la vida diaria, eso significa menos colchón para semanas calurosas, para la agricultura y para la temporada alta del turismo, que en nuestros pueblos nunca desaparece por completo. Meteorólogos de la AEMET hablan de un agosto "ligeramente seco": en promedio solo unos 13,1 litros de lluvia por metro cuadrado — eso es alrededor del 38 por ciento por debajo de la media de largo plazo. Sí, hubo chaparrones puntuales fuertes, por ejemplo en Colonia de Sant Pere, pero no lograron salvar el panorama general.

Por qué esto es motivo de preocupación

La isla vive en gran parte de estas presas. Palma obtiene además alrededor del 17 por ciento de su agua potable de fuentes que se han utilizado desde hace siglos — agua que llega a la mitad de la isla a través de tuberías de piedra caliza desde la Serra de Tramuntana. En total, estas fuentes alimentan aproximadamente más de 30 millones de metros cúbicos al sistema. Pero cuando las reservas se reducen, ese suministro adicional se vuelve mucho más importante.

Los expertos advierten: sin lluvias relevantes en otoño, las cuencas podrían caer hasta un 20 por ciento. Como comparación: el año pasado, a finales de octubre, las reservas alcanzaron un mínimo de alrededor del 27 por ciento; tras las lluvias de otoño, el nivel volvió a situarse alrededor del 40 por ciento al cierre del año. Tales fluctuaciones son normales, pero se vuelven más arriesgadas cuando los veranos secos son más frecuentes.

Qué pasa ahora (y qué podemos hacer)

En la isla se nota en pequeños indicios: céspedes resecos, planes de riego reducidos en jardines, restricciones puntuales en riegos a gran escala en municipios. Algunos agricultores llevan agua potable en tanques, otros esperan la lluvia. Emaya recomienda a los hogares ser ahorrativos — reparar grifos que gotean, ducharse en lugar de bañera, regar por la noche si es posible.

A corto plazo solo dos cosas ayudan: ahorrar juntos y contar con lluvia fiable. Las previsiones son cautelosas. Hasta que haya mucho más agua en los embalses, conviene ser cuidadoso con cada gota, ya vivas en Palma, Sóller o en una aldea de montaña. Y sí: la conversación sobre soluciones a largo plazo, técnicas de almacenamiento y una distribución más justa debería volver a estar en la parte superior de la agenda.

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