La Explora II atracada frente a la catedral de Palma, vista desde el Passeig Marítim

Cuando llega el transatlántico de lujo: Explora II en Palma – entre el brillo y las preguntas

👁 12384✍️ Autor: Lucía Ferrer🎨 Caricatura: Esteban Nic

La Explora II atracó en Palma: un barrio flotante de cinco estrellas con 461 suites y su propia colección de arte. Bonito a la vista, pero la llegada plantea preguntas: ¿para quién queda el beneficio en Palma, qué huella deja un megayate así —y cómo podría la ciudad gestionarlo mejor?

Cuando un transatlántico de lujo atraca en Palma, el Passeig se detiene por un instante

Al final de la tarde del lunes, las campanas de La Seu sonaron amortiguadas por el aire cálido, y la Explora II atracó. En el Passeig Marítim se detuvieron los patinetes; las cafeterías retiraron sillas y el habitual griterío de las gaviotas se mezcló con la bocina lejano de un remolcador portuario. El barco parecía un pequeño barrio flotante: reluciente, contenido y muy, muy caro. Bonito de ver, sin duda. Pero ¿qué significa realmente esa visibilidad para Palma?

Más que un motivo para fotos: economía frente a espacio público

Las cifras impresionan: casi 250 metros de eslora, 461 suites y residencias, cada una con vista al mar y terraza, en papel espacio para cientos de pasajeros acomodados. Restaurantes, bares, spa, arte en el espacio público: la Explora II vende experiencias, no solo camas. Esos huéspedes gastan dinero: en boutiques, con operadores de excursiones, en restaurantes de alto precio. La ciudad recibe tasas de atraque, tarifas de amarre y presumiblemente algunos euros por servicios locales.

Pero la cuenta no es automáticamente positiva. Muchos servicios a bordo están incluidos; muchos pasajeros prefieren pasar el tiempo en el barco antes que en la ciudad. Los suministros, la logística de la tripulación y las excursiones privadas a menudo gestionan empresas internacionales. El ingreso directo e inmediato para pequeños comercios tradicionales de Palma queda, por tanto, por debajo de las expectativas.

El gran problema silencioso: medio ambiente e infraestructura

Menos visibles son los flujos de residuos, el tratamiento de aguas residuales y las emisiones. Chimeneas de los barcos, conexión a tierra o diesel? Los grandes cruceros aún navegan con demasiada frecuencia con generadores propios, lo que emite óxidos de nitrógeno y partículas finas en el aire del puerto —todavía perceptible en noches cálidas, cuando la avenida huele a mar pero el aire bajo el puente está más cargado. La Explora II se publicita con obras sobre la protección marina; eso es importante, pero no basta por sí solo.

Además está la infraestructura portuaria: espacio para aprovisionamiento, amarres y lanchas auxiliares es limitado. Cuando un transatlántico de lujo con piscina infinita privada atraca, ocupa espacio que también necesitan cargueros, ferris o la flota pesquera local. Los picos de tráfico y ruido en días de grandes llegadas se notan para los residentes —no solo en el Passeig, sino adentrándose en el barrio de La Lonja.

Lo que apenas se discute públicamente

Cuatro aspectos aparecen poco en las fotos de prensa: primero, el origen de las cadenas de suministro —¿cuánto del abastecimiento a bordo proviene realmente de la región?; segundo, la distribución social de los ingresos —¿qué parte de las tasas portuarias queda en manos de artesanos y proveedores locales?; tercero, la transparencia sobre las exigencias medioambientales; y cuarto, la cuestión de la previsibilidad urbanística: ¿cuántos de estos megabarcos puede soportar Palma por temporada sin que la calidad de vida y los ecosistemas sufran?

Medidas concretas para Palma

Palma tiene opciones para gestionar mejor la llegada de estos transatlánticos de lujo. A corto plazo, la autoridad portuaria y el ayuntamiento deberían introducir normas de transparencia obligatorias: etiquetado del origen en grandes aprovisionamientos, licitaciones locales obligatorias para determinados servicios y la publicación de las emisiones generadas.

A medio plazo, la conexión a tierra (shore power) debería ser obligatoria para los grandes buques en el ámbito urbano, combinada con amarres preferentes para barcos bajos en emisiones. Parte de las tarifas de atraque podría destinarse a protección costera, tratamiento de aguas y proyectos culturales locales. Y otra propuesta: cuotas para proveedores locales y formación de tripulaciones en la gastronomía palmesana —eso mantendría más empleos en la ciudad de forma permanente.

Una mirada al futuro: cómo puede beneficiarse Palma

La Explora II sigue siendo un triunfo de relaciones públicas: fotos frente a la catedral, canapés dispuestos con arte y una narrativa potente sobre viajes sostenibles atraen atención internacional. Palma puede aprovechar eso —si la ciudad insiste de forma coherente en sostenibilidad y en valor local, en lugar de quedarse solo en la admiración. Entonces, el breve asombro en el Passeig puede convertirse en un beneficio sostenible para la gente que vive aquí.

Al anochecer, la Explora II salió de la bahía rumbo a Valencia. La avenida volvió a llenarse con el sonido de la vida cotidiana: risas de niños, el rodar de patinetes, el aroma de los espetos. El transatlántico dejó brillo —y preguntas que deberíamos responder antes de que llegue el próximo huésped.

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