Alice y Ellen Kessler actuando en el escenario en Mallorca en 2010

Las gemelas Kessler: un último aplauso en Mallorca

👁 2789✍️ Autor: Lucía Ferrer🎨 Caricatura: Esteban Nic

Alice y Ellen Kessler han alcanzado la última luz del telón. Para los espectadores de Mallorca, las noches de verano de 2010 en Porto Petro y al norte de Palma perduran como un pequeño y brillante recuerdo de una era de espectáculos ya pasada.

Las gemelas Kessler: un último aplauso en Mallorca

Es una despedida silenciosa de dos nombres que durante décadas marcaron los carteles, los varietés y las pantallas de televisión de Europa: Alice y Ellen Kessler. La noticia de su fallecimiento trae a la isla algunos recuerdos, sobre todo de aquel suave verano de 2010, cuando actuaron en Porto Petro y más tarde al norte de Palma.

Una noche que quedó grabada

Aún conservo la imagen: junio, un viento cálido del mar, el hotel Blau en Porto Petro se llena, en algún lugar chisporrotea una freidora, la guitarra se afina y el público conversa en voz baja. Entonces suben al escenario dos mujeres, ya no en la clásica edad de oro, pero con esa presencia segura que sólo da décadas de nervios de escenario. La técnica de las piernas de coro era una cosa, pero lo que realmente atrapó al público fue su manera de contar: gestos, miradas, una sonrisa seca que decía más que cien arreglos. El aplauso olía a sal y noche de verano, y se quedó pegado a los muros durante mucho tiempo.

Cómo de Sajonia surgieron dos artistas europeas

Nacidas en 1936, las hermanas empezaron en los varietés y bailaron a lo largo de medio siglo de espectáculo. Su historia es de disciplina, de timing y del arte de convertir la sincronización en personalidad. Quien mira las grabaciones antiguas lo nota enseguida: no fue sólo técnica, fue la familiaridad encarnada de dos personas cuyas vidas estaban estrechamente entrelazadas. Eso las convirtió en iconos de un mundo del entretenimiento de posguerra que tuvo admiradores en Mallorca.

Por qué sus veladas aún conmueven

En Mallorca, entre los cafés del Passeig y los embarcaderos de Portocolom, en los días tras la noticia se escucharon muchas anécdotas: sobre noches de revista, cine, carteles que se estudiaban en secreto en la juventud. El recuerdo de las Kessler es más que nostalgia. Es una ventana a una cultura del entretenimiento en la que música de escenario, coreografía y una buena historia iban de la mano. En tiempos en que el entretenimiento suele ser digital y fugaz, eso resulta bastante encantador, casi anticuado de una manera agradable.

La despedida y lo que queda

Las hermanas fueron encontradas muertas cerca de Múnich; las autoridades dieron pocos detalles. En la isla muchos reaccionaron con melancolía pero también con gratitud. Agradecidos de que dos mujeres trajeran un pequeño trozo de brillo y de que, durante algunas noches, devolvieran la isla a otra época. Para algunos mallorquines son invitadas que trajeron recuerdos; para otros son un capítulo de la historia escénica europea.

Lo que queda no es un gran monumento, sino huellas silenciosas: una foto en un álbum familiar, una emisión grabada, el eco de un aplauso en muros de noches cálidas. Si hoy alguien pasea por Porto Petro con el olor del mar y del pescado frito en la nariz, puede que recuerde esa risa que llenó el escenario. No hay gran pathos, sino una sonrisa cálida hacia una época en que el entretenimiento aún era trabajo artesanal.

Nuestros pensamientos están con los familiares y con todos los que conservan la memoria de Alice y Ellen Kessler. En Mallorca las noches de 2010 resonarán durante mucho tiempo.

Leído, investigado y reinterpretado para ti: Fuente

Noticias similares