Neules calades: la delicada artesanía de papel navideño de Mallorca queda protegida

Neules calades: la delicada artesanía de papel navideño de Mallorca queda protegida

👁 2173✍️ Autor: Ana Sánchez🎨 Caricatura: Esteban Nic

El Consell de Mallorca ha reconocido las filigranas «neules calades» como patrimonio cultural inmaterial. Una mirada al oficio, la vida cotidiana y cómo la isla refuerza esta tradición.

Neules calades: la delicada artesanía de papel navideño de Mallorca queda protegida

Un trozo de papel, una larga tradición — y ahora oficialmente protegida

En una fresca tarde de diciembre, cuando en Palma las campanas de las pequeñas iglesias suenan sobre los tejados y de las lonjas del mercado llega el olor a naranjas y dulces de almendra, vuelven a verse: guirnaldas hechas con papel finísimo que cuelgan de las bóvedas de las iglesias o bailan al viento en una calle del pueblo. Las pequeñas piezas redondas con motivos recortados, en mallorquín «neules calades», son objetos simples y, sin embargo, un claro fragmento de la cultura insular.

El Consell de Mallorca ha reconocido ahora por unanimidad estos trabajos en papel como patrimonio cultural inmaterial. Para muchos artesanos y artesanas, pero también para voluntarios en centros cívicos y residencias, esto es más que una cuestión administrativa: es una confirmación de lo que se aprende en los salones de las casas y se muestra en las celebraciones.

¿Cómo son las neules? Se pueden imaginar como discos de papel circulares y muy finos, decorados a mano con motivos. Tradicionalmente en las iglesias se unen formando guirnaldas que se cuelgan sobre los altares o en el centro de la nave. Los agujeros delicados confieren al papel un carácter ligero, casi translúcido; a la luz de las velas parecen pequeñas estrellas.

Lo que me llamó la atención esta semana fue esto: en varias residencias de mayores de la isla, desde Palma hasta Santanyí, las residentes estaban sentadas en largas mesas concentradas en pequeñas tijeras. El Consell de Mallorca ha distribuido este año más de 100.000 neules en centros de atención —una acción concreta que demuestra que la tradición no se trata solo en los museos, sino que sigue viva en el día a día. En muchos pasillos se hicieron guirnaldas con los mayores, mientras afuera las farolas de la Avinguda Jaime III iban encendiéndose lentamente.

Escenas así importan porque el oficio transmite mucho más que una técnica: memoria, paciencia, el tiempo compartido entre generaciones. Muchas familias jóvenes que encuentro en el Mercat de l'Olivar consideran la idea encantadora y traen a sus hijos a las sesiones de manualidades en los centros culturales. Allí no solo se recorta, sino que también se cuentan historias —relatos de pasadas Nochebuenas, de iglesias donde antaño todo el pueblo se reunía para colgar las piezas.

¿Por qué es bueno para Mallorca? Por un lado, el reconocimiento garantiza la visibilidad de una técnica artesanal local. Por otro, une a las personas: proyectos de voluntariado en los municipios, talleres escolares y el trabajo con personas mayores en residencias reciben un impulso. Además, se benefician también los pequeños comerciantes y mercados que, en Adviento, ofrecen artesanía tradicional aportando un valor real —no solo para las turistas, sino, sobre todo, para los propios habitantes de la isla.

Quien piense ahora que se trata solo de nostalgia kitsch debería pasar una tarde en un taller. El recorte exige habilidad; las plantillas se transmiten, se refinan y se combinan. Surgen pequeñas variantes; algunos lugares de la isla tienen patrones propios. Ver eso es casi tan satisfactorio como el sonido del rompiente del mar en una mañana sin viento en Cala Major —suave, constante, familiar.

Mirando hacia adelante: el reconocimiento oficial abre posibilidades prácticas. Los municipios podrían financiar talleres regulares, las escuelas incorporar las neules en la asignatura de historia local y los mercados locales reservar espacios fijos para la artesanía. Las residencias que ya participan podrían colaborar con centros culturales para que las personas mayores transmitan sus habilidades —una forma de vida que no queda encerrada en vitrinas.

Al final queda una idea simple: son las pequeñas cosas las que caracterizan a los lugares. Una guirnalda de papel que cuelga en diciembre sobre un altar es en realidad un lazo entre ayer y mañana. Que las neules estén ahora protegidas es una invitación a mantener visible el oficio y a trabajar juntos en este pedazo de cultura insular —en iglesias, en escuelas, en los pasillos de nuestras residencias y en largas mesas de los vecindarios.

En breve y con cariño: El reconocimiento de las neules calades no es solo un acto administrativo, sino el pistoletazo de salida: para talleres, para sesiones de manualidades entre jóvenes y mayores, y para más artesanía visible en las semanas de Adviento en Mallorca.

Leído, investigado y reinterpretado para ti: Fuente

Noticias similares