El Consell insular planea construir tres nuevos puentes sobre la Vía de Cintura en Son Rossinyol/IKEA. Costes, seguridad y funcionalidad diaria siguen siendo preguntas abiertas — un análisis desde Palma.
Nuevos puentes peatonales sobre la circunvalación de Palma: ¿seguros o solo acero estético?
El Consell de Mallorca ha decidido rehacer por completo tres puentes peatonales y para ciclistas sobre la Vía de Cintura entre el polígono Son Rossinyol y el IKEA. Los pasos tienen alrededor de 30 años; el puente junto al IKEA se derrumbó hace aproximadamente un año tras un accidente con un camión. Para el proyecto se han presupuestado 2,7 millones de euros; se prevén estructuras metálicas, iluminación y rampas más suaves. También se sustituirá un puente de edad similar en la autovía hacia el aeropuerto en Can Pastilla.
Pregunta central
¿Es suficiente sustituir por un material "más moderno" para garantizar a largo plazo la seguridad y la funcionalidad diaria de los pasos, o se están pasando por alto detalles importantes?
Análisis crítico
A primera vista la decisión parece lógica: renovar estructuras obsoletas, evitar riesgos de colapso, adaptar las rampas para ciclistas. Pero la cuenta no puede quedarse solo en el material y la iluminación. La Vía de Cintura es un eje ruidoso y rápido; el riesgo de accidentes no nace solo en la estructura del puente, sino en todo el entorno. ¿Cómo se diseñarán los accesos y salidas para peatones? ¿Existen pasos seguros hacia las paradas de autobús, suficientes líneas de visión para los conductores, bordillos protectores frente a zonas de estacionamiento de camiones? Y: ¿son realistas los 2,7 millones para tres puentes nuevos incluyendo la ordenación del tráfico, accesos accesibles y el mantenimiento a largo plazo?
Otro asunto es la resiliencia frente a impactos de vehículos pesados. El puente del IKEA colapsó tras el choque de un camión, lo que indica que falta protección contra impactos o zonas de desviación. Rampas más sencillas son buenas para ciclistas, pero desplazan los conflictos a los caminos adyacentes si allí no existe infraestructura segura.
Lo que suele faltar en el debate público
En las discusiones suele aceptarse con facilidad un "nuevo metal, nueva luz" y ya está. Quedan sin responder preguntas: ¿quién asumirá el mantenimiento a largo plazo? ¿Cómo se gestionarán las entregas, los registros de obras y los desvíos temporales sin que peatones hagan kilómetros de más durante meses? ¿Y cómo se tiene en cuenta realmente a las personas con movilidad reducida, no solo por normativa, sino mediante pruebas en condiciones reales?
Escena cotidiana en Palma
Al caer la tarde, cuando el sol de la tarde incide bajo sobre la Vía de Cintura, se ven grupos de trabajadores que cruzan la carretera con bolsas de pa amb oli, camiones de reparto maniobrando con la bocina y vecinos mayores de Son Sardina que suben la rampa con paso lento. La iluminación actual es escasa; algunas noches el puente es una zona de sombras donde los ciclistas prefieren seguir por la calzada por miedo a charcos y baches.
Propuestas concretas
1) Visión integral del eje de cruce: la planificación no debe limitarse a los puentes, sino incluir los últimos 50–100 metros a cada lado: marcas visibles, bordillos rebajados, zonas de espera protegidas en las paradas.
2) Protección contra impactos y calmado del tráfico: barreras de acceso robustas, bolardos anclados y desvíos físicos para evitar que camiones golpeen la estructura del puente.
3) Fondo para mantenimiento y ciclo de vida: en el presupuesto debe incluirse una partida anual para mantenimiento, de lo contrario la estructura metálica volverá a ser problemática en diez años.
4) Accesibilidad comprobada en condiciones reales: antes de la aceptación final deberían realizarse pruebas con personas mayores, padres con carritos y usuarios de silla de ruedas —no cursos teóricos, sino cruces de prueba en horas punta.
5) Transparencia en la logística de obra: programar las fases de construcción para que el polígono Son Rossinyol y las entregas a IKEA no se vean restringidos al mismo tiempo; comunicar y señalizar rutas alternativas con claridad.
Conclusión contundente
La reconstrucción de los puentes es necesaria y acertada —pero solo si es algo más que un nuevo aspecto para la vieja infraestructura. Un plan bien pensado debe integrar el entorno, reforzar la protección contra impactos de vehículos y comprobar realmente la funcionalidad diaria. Si no, en pocos años volveremos a la misma discusión —tal vez con costes mucho mayores y nuevos incidentes. Quienes viven en Palma quieren puentes que sean seguros, prácticos y mantenibles. Para eso no basta con "metal y luz".
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