Mallorca al amanecer con calles y paisaje montañoso ligeramente helado, personas abrigadas paseando

Noches frías, pausas suaves: el sube y baja del tiempo en Mallorca pone a prueba la chaqueta de punto

👁 3247✍️ Autor: Lucía Ferrer🎨 Caricatura: Esteban Nic

La isla vive un típico vaivén meteorológico: mañanas heladas, breves pausas templadas y de nuevo viento. Qué significa esto para la vida cotidiana, los paseos y las plantas — consejos prácticos para los próximos días.

Noches frías, pausas suaves: el sube y baja del tiempo en Mallorca pone a prueba la chaqueta de punto

Mallorca atraviesa esta semana una pequeña oscilación climática: por la mañana casi heladas, por el día una sensación casi primaveral. Para quienes viven aquí, es una melodía conocida — ventanas abiertas, manta en el coche, café en la termos. Especialmente en los patios interiores tranquilos alrededor del Paseo del Born y en los secos lechos de los torrentes de Sant Joan puede rozar el punto de congelación en las primeras horas.

Una breve saludo invernal, luego una suave primavera

El pronóstico es franco y algo caprichoso: el domingo por la mañana tocarán de nuevo los calcetines gruesos, pero por el día localmente pueden alcanzarse hasta 18 °C. El lunes llegará una corriente más templada desde el oeste — en localidades costeras como Port de Sóller o en el Paseo Marítimo se nota de inmediato. Quien sale a correr por la mañana junto al mar vive ese momento típico: una bocanada templada, una racha fría y se agradece en silencio llevar el gorro en la mochila.

Dónde se notó más el frío: estaciones en llanura como la de Campos registraron por la noche valores poco por encima de cero; en el interior muchas zonas se mantuvieron en 2–3 °C. En la Sierra de Tramuntana apareció la primera pincelada de nieve en algunos senderos alrededor del Puig d'en Galileu — no fue más que un polvo blanco, pero lo suficiente para que los caminos brillaran por un rato. En lugares como Bunyola crujió granizo fino bajo las botas en los paseos, un sonido que aquí se oye solo de vez en cuando.

El viento vuelve a barajar las cartas

El viento norte intenso, que recientemente provocó rachas molestas, aflojará algo hasta el domingo. Pero ya desde el lunes se anuncia nuevo viento del oeste: aire más suave, pero con rachas más fuertes en las costas. En el Paseo Marítimo basta una racha fuerte de lado para darse unos pasos hacia atrás en la acera. Esos instantes son materia de conversación en la panadería: «Ayer hacía calor, hoy otra vez jersey», dice la vendedora mientras sirve el croissant con las manos calientes.

Lo típico en Mallorca son los saltos en pocos kilómetros: mientras Port de Sóller marcó templados 14 °C, en el interior siguió fresco. Estas diferencias muestran algo hermoso: la isla ofrece en una mañana varias pequeñas estaciones — para fotógrafos, paseantes y quienes disfrutan de la flexibilidad.

Qué es práctico ahora

El consejo sencillo sigue vigente: vestirse por capas, por la noche proteger las plantas sensibles en una ventana resguardada y vigilar la presión de los neumáticos del coche. Los ciclistas deben llevar reflectores por la mañana —en algunos valles se forma niebla y puede haber superficies resbaladizas. Para los dueños de mascotas: una manta extra en la cama. Y para quienes suban a la Tramuntana: buen calzado y bastones, los senderos pueden estar puntualmente resbaladizos.

¿Por qué esto también tiene algo de bueno? Estos cambios meteorológicos recuerdan la diversidad de la isla. Un poco de nieve en las montañas y aire templado en la costa —ambas cosas aportan vida a la rutina semanal. Las cafeterías se llenan por la mañana de gente que charla, mientras la Plaza Mayor queda envuelta en bruma y las campanas de la iglesia suenan apagadas. Es el tipo de tiempo que invita a las capas, a las conversaciones y a un espresso extra.

Así que: sin pánico, pero con respeto al helor matutino. La chaqueta de punto sigue siendo por ahora la mejor compañera, y quien siga los pronósticos locales siempre va un paso por delante. Esta mañana vi el mercado de la Plaza Mayor medio envuelto en niebla — típicamente mallorquín, algo melancólico y, aun así, hermoso.

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