Iluminación navideña en Palma trasladada del Paseo del Borne a la Plaza España

Las luces se alejan del Borne: Palma traslada el inicio navideño — buena idea, ¿pero a qué precio?

👁 4287✍️ Autor: Lucía Ferrer🎨 Caricatura: Esteban Nic

Palma traslada el encendido de la iluminación navideña del Paseo del Borne a la Plaza España. Motivos de seguridad y más espacio son los argumentos, pero el presupuesto de 1,9 millones, la nieve artificial y la cuestión de una distribución justa plantean dudas.

Por qué las luces de Navidad este año no se encienden en el Borne

Este año el gran encendido de la iluminación navideña en Palma ya no tendrá lugar en el Paseo del Borne, sino en la Plaza España. La razón es contundente: seguridad. Demasiada gente, poco espacio y vías de evacuación que en caso de emergencia no serían óptimas. Suena sensato en una ciudad en la que cada centímetro atrae gente por la noche tras el cierre de los comercios: desde el bullicio del Borne hasta el leve traqueteo de un autobús en la Plaza.

La pregunta central: ¿protección o espectáculo — y quién paga?

El Ayuntamiento esgrime más espacio y mejores accesos como argumentos. Esa es la línea oficial — y es importante. Pero la decisión plantea una cuestión mayor: ¿es el traslado solo una medida de seguridad o también una señal sobre las prioridades en la gestión? La ciudad invierte alrededor de 1,9 millones de euros en luces y decoraciones, algo más que el año pasado. Con ese dinero se montarán LEDs, proyecciones, nieve artificial y una puesta en escena del Trui-Teatro. Suena bonito, pero también huele a presupuesto público que podría emplearse donde hace falta: bancos, parques infantiles, alumbrado en barrios más tranquilos.

Lo que falta en el debate público

Primero: energía y medio ambiente. Los LEDs son más eficientes que las antiguas luces decorativas, pero las proyecciones e instalaciones consumen electricidad —y la nieve artificial es otro punto de consumo. ¿Existe un balance del sobreconsumo y si se prevén compensaciones de CO2 o apagados nocturnos? Segundo: reparto de costes. Las luces se colgarán en alrededor de 200 calles. ¿Contribuirán las comunidades de vecinos de esos barrios o paga la ciudad de forma centralizada? Tercero: participación ciudadana. ¿Quién decidió qué motivos tendrán cada barrio? La perspectiva desde el Passeig del Born cambia no solo espacialmente, sino también socialmente: zona turística frente a vecindario.

El evento: familiar, pero coreografiado

El inicio está previsto para las 19:00 del sábado, con una puesta en escena del Trui-Teatro de aproximadamente 35 minutos: música, luz y una pequeña pieza teatral «Danza de las Estrellas», seguida de una cuenta atrás. Lo positivo: el horario es familiar; muchas familias con niños pequeños aún pueden asistir. También es destacable que el encendido simbólico estará a cargo de residentes de un centro social —un detalle inclusivo que merece aplausos.

Entre la gestión de multitudes y la descentralización: oportunidades frente a aglomeraciones

El traslado a la Plaza España puede ser más que una huida de las multitudes. Si la ciudad aprovecha la ocasión para pensar la fiesta de forma más descentralizada, pueden surgir beneficios reales: turnos rotativos en los barrios, pequeños encendidos locales en distintas noches, ventanas horarias claras para evitar grandes concentraciones. Así la magia se conserva sin que decenas de miles de personas se amontonen en un único punto y la policía acabe marcando la pauta. Una pequeña caravana de encendidos por los vecindarios, acompañada por coros locales o agrupaciones escolares, repartiría el presupuesto y el ambiente.

Propuestas y soluciones concretas

1. Transparencia presupuestaria: un desglose público de en qué se gastan los 1,9 millones —técnica, personal, seguridad, limpieza. Foros ciudadanos o un panel online podrían generar confianza.
2. Hacer visible el balance energético: medidores en instalaciones centrales, balance de CO2 y el compromiso de invertir parte del presupuesto en ahorro energético o proyectos de compensación.
3. Fechas de encendido descentralizadas: en lugar de un único gran evento, varios actos más pequeños en las 200 calles para reducir aglomeraciones y fortalecer vecindarios.
4. Efectos más sostenibles: menos nieve artificial, más artistas locales, mercadillos navideños con productos mallorquines y destinar parte del presupuesto a medidas de barrio.

Una mirada personal

El sábado estaré en el borde de la Plaza España —con bufanda, quizá un termo de café y la curiosidad de un residente que lleva años frunciendo el ceño por el ruido en el Borne. Las luces quedarán bonitas, el público aplaudirá, los niños buscarán la nieve artificial. Y en algún punto entre la cuenta atrás y la corriente de aire seguirá la pregunta: ¿usamos las luces para embellecer Palma o sobre todo para demostrar cuán grande es nuestro espectáculo?

Conclusión

El traslado está justificado de forma técnica y ofrece oportunidades. Pero también plantea cuestiones políticas y ecológicas que hasta ahora se han tratado poco. Si la ciudad apuesta ahora por la descentralización, la transparencia y compromisos sostenibles, la decisión por seguridad puede convertirse en una oportunidad para una Navidad más inclusiva y sensata en Palma.

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