La policía impide nuevas barracas de drogas en Son Banya — vecinos respiran aliviados

La policía impide nuevas barracas de drogas en Son Banya — vecinos respiran aliviados

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Tras la demolición de seis chozas ilegales, residentes de Son Banya intentaron en pocas horas levantar nuevas barracas. La policía intervino y ahora asegura el terreno de forma permanente.

La policía detiene la reconstrucción: Son Banya sigue bajo vigilancia

A última hora de la tarde del martes, alrededor de las 17:30, una nueva intervención en Son Banya provocó conmoción. Empleados del ayuntamiento habían demolido previamente seis barracas ilegales, en las que, según las fuerzas de seguridad, se habrían encontrado mercancía para la venta y estupefacientes preparados. Menos de una hora después, algunos residentes intentaron aparentemente erigir nuevos refugios en el mismo lugar — pero la policía intervino.

Material incautado, se localiza un food-truck

En el lugar los agentes incautaron materiales de construcción: tablas, clavos, lonas. También se requisó un food-truck no autorizado. Un vecino que pasaba por el borde del terreno por el Camí de Son Banya describió la escena como 'pequeño tumulto' — hombres con martillos, voces, movimientos rápidos. La policía despejó el sitio e impidió que las nuevas barracas quedaran instaladas de forma permanente.

El ayuntamiento había ordenado la retirada de las primeras construcciones ilegales con bulldozers y equipos municipales. En fotos que circularon poco después se podían ver paquetes voluminosos aparentemente ya preparados para la venta. Aún se está investigando cuánto y qué sustancias se encontraron exactamente.

Anunciada vigilancia permanente

Tras el incidente la policía anunció que vigilará el terreno de forma permanente. Vehículos patrulla permanecieron en la zona por la noche y, según los agentes, se realizarán controles periódicos. No está claro si esto será suficiente: en Son Banya durante años se han levantado habitualmente alojamientos improvisados que son destruidos con igual rapidez.

La situación es compleja: además de la presencia policial, expertos hablan de la necesidad de medidas sociales. Trabajadores sociales, servicios de salud y ayudas de fácil acceso son reclamados con regularidad por vecinos y activistas. El debate se sitúa en la delgada línea entre la seguridad pública y la responsabilidad humanitaria.

Para las personas en los barrios cercanos, como a lo largo de la Ctra. de Sineu y las calles adyacentes, esto significa por ahora: más patrullas, períodos esporádicos de tranquilidad — y la esperanza de que las breves y apresuradas acciones de limpieza no se repitan en vano. El ayuntamiento y la policía esperan ahora los informes de los organismos competentes antes de decidir nuevos pasos.

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