En Son Moix cayó el gol de la victoria de Takuma Asano en el minuto 36: una noche en la que la isla recuperó la esperanza en tiempos mejores.
Por fin una victoria en el Son Moix: Mallorca vence a Alavés 1-0
Anoche, con aire fresco y buena visibilidad sobre el Son Moix, la afición respiró hondo. Después de varias semanas de lucha, Takuma Asano marcó el gol que tanto se había echado de menos: en el minuto 36, un remate preciso, y de pronto el estadio volvió a cobrar vida.
Un gol que significa más que tres puntos
No fue un espectáculo, sino un trabajo bien hecho. El equipo defendió con concentración, apenas concedió y aprovechó la única ocasión clara de la primera mitad. El alivio tras el pitido final fue palpable: jugadores, entrenador y aficionados sabían que este tipo de triunfo era justamente lo que se necesitaba ahora.
El ambiente en el estadio: Antes del partido olía a salchichas a la parrilla y café; en las gradas estaban las bufandas habituales y las voces que coreaban Mallorca en varias voces. En el minuto 36 todo estuvo más silencioso de lo habitual, hasta que llegó el disparo; después se relajó la tensión.
El entrenador y el equipo parecían relajados tras el partido, pero sin perder los pies en el suelo. Se escuchó repetidamente que hay que seguir adelante camino a la zona mixta. Esto suena a realismo y quizá es justo lo que necesita el equipo.
¿Qué significa la victoria para la clasificación?
Con este resultado, Mallorca se coloca con cinco puntos. No un inicio récord, pero un paso adelante. El siguiente desafío llega pronto: el 4 de octubre jugarán fuera contra Bilbao; el saque inicial será a las 18:30. Será un rival de otro calibre, y la curva de forma debería seguir mejorando hasta entonces.
Notas breves: La defensa mostró más estabilidad que la anterior, el mediocampo trabajó mucho sin balón, y en ataque Asano estuvo presente. Pequeños detalles, como pases hacia atrás rápidos o mejores centros, deben seguir funcionando, pero la base está de nuevo.
En la isla, la noche en bares de tapas se prolongó durante horas. Algunos aficionados hablaron del primer destello de esperanza para el resto de la temporada; otros pidieron paciencia. Ambos tienen razón: el ambiente es mejor, pero hay que mantener los pies en el suelo.
Para todos los que se lo perdieron: no fue un espectáculo de muchos goles, sino una victoria trabajada. Estas noches son importantes: fortalecen la moral, suman puntos y dan al equipo el tiempo necesario para recuperar la constancia.
No podré estar físicamente en Bilbao el 4 de octubre, pero seguiré animando, como muchos de ustedes, con una bufanda en la mano y la radio encendida. Esperemos más noches así.
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