Reloj analógico con las agujas retrocediendo al anochecer en un puerto de Mallorca

La hora que retrocede – y lo que Mallorca realmente gana con ello

👁 5300✍️ Autor: Ana Sánchez🎨 Caricatura: Esteban Nic

Durante la noche el reloj se atrasa una hora. En Mallorca el debate sobre el sentido y las consecuencias del cambio de hora está vivo: desde los horarios de autobuses hasta las horas de puesta de sol, desde padres hasta comerciantes: ¿qué significaría su supresión?

La hora que retrocede – y la discusión que permanece

Si esta noche la Plaça de Cort todavía está llena, se nota: las farolas se encienden antes, las voces se vuelven más cálidas y el olor del café se mezcla con el aire fresco de la tarde. En la noche del domingo los relojes en Mallorca se atrasarán de nuevo una hora – de 03:00 a 02:00. Para muchos eso significa una hora más de sueño. Para otros implica correcciones manuales en la cocina, el reloj de pie o el viejo despertador de radio.

La pregunta central: ¿suprimir o mantener?

La cuestión central ya no es simplemente: «¿Cuándo cambiamos la hora?», sino: ¿debería mantenerse el cambio semestral de hora? La idea se discute políticamente. Quienes abogan por su eliminación señalan el escaso ahorro energético y las alteraciones del ritmo biológico humano. Los críticos advierten de efectos no deseados en la vida cotidiana y la economía: un dilema especialmente mallorquín, porque la vida en la isla, el turismo y la agricultura se adaptan de formas diferentes a cualquier cambio.

Lo que en Mallorca apenas se escucha

En el debate público suele faltar el tejido fino de las consecuencias con arraigo local: los restaurantes planifican las terrazas según la puesta de sol, los pescadores de Port de Sóller se guían desde hace décadas por las mareas y la luz, y muchos dependientes mayores en Santa Catalina no cambian fácilmente sus horarios de tienda. El cambio de hora no afecta solo al cronotipo de un habitante de la ciudad, sino también al turno de una cocinera, al inicio de la jornada de una empresa de limpieza y a las rutas de los autobuses de la MA-19.

Tampoco se presta mucha atención a la carga para las pequeñas empresas: correcciones manuales en paneles informativos, adelanto de entregas o cambios de última hora en reservas de apartamentos vacacionales generan trabajo administrativo – y, por tanto, costes. También las consecuencias para la salud son más profundas que las a menudo citadas una o dos noches de peor sueño: para trabajadores por turnos, niños y personas mayores el cambio puede tardar semanas en reajustar el reloj interno.

Consejos prácticos – cortos y concretos

Los teléfonos inteligentes y los coches más nuevos ajustan la hora automáticamente. Los relojes de pie antiguos, hornos y relojes analógicos conviene revisarlos, en cualquier caso. Quienes tengan vuelos matinales o ferris reservados deben comprobarlo dos veces: algunos horarios se ajustan manualmente – en Port de Sóller, por ejemplo, ya se han corregido paneles informativos de manera improvisada. Consejo para padres: adelanten los horarios de guardería y escuela de forma gradual tres días antes, para que los niños no empiecen la mañana con somnolencia extrema.

Propuestas concretas para la isla

El debate no puede quedarse en párrafos abstractos. Tres propuestas pragmáticas parecen sensatas:

1. Fases de prueba regionales coordinadas: Las Baleares podrían ser regiones piloto para estudiar empíricamente los efectos de una hora de verano o de invierno permanente – con indicadores claros (consumo energético, estadísticas de accidentes, bajas laborales).

2. Mejor comunicación y actualizaciones tecnológicas: Transporte público, gestores portuarios y administraciones locales deberían proporcionar actualizaciones automáticas y avisos claros, en lugar de cambiar paneles manualmente. Programas de ayudas podrían apoyar a pequeños negocios en la sustitución de dispositivos analógicos.

3. Horarios de vida más flexibles: Escuelas y empleadores podrían ofrecer a padres y trabajadores mayor flexibilidad en el inicio de la jornada matutina – una medida que tiene más sentido estacionalmente que rígidos mandatos legales.

Por qué es especialmente complicado para Mallorca

La isla se encuentra entre dos intereses: los beneficiarios del turismo disfrutan de largas noches de verano en las terrazas, mientras que algunos trabajadores desplazados y personas mayores preferirían mañanas invernales más luminosas. Una hora de verano permanente podría dinamizar chiringuitos y gastronomía, pero daría lugares de oscuridad a media tarde en diciembre; una hora de invierno permanente favorecería los turnos marinos matinales, pero reduciría los ingresos por las tardes en temporada alta.

Esta contradicción explica por qué el debate aquí se aborda de forma pragmática: los restauradores de la Playa de Palma cuentan clientes por la noche, los ciclistas en la MA-19 piden mejor iluminación, los padres en El Molinar celebran una hora extra de sueño – y la tía en Santa Catalina se queda sentada en la ventana y dice: «Antes todo era distinto»."

Un cierre que queda abierto

Si la hora retrocede o no, es una mezcla de técnica, política y costumbre. En Mallorca el camino al futuro podría pasar menos por la ideología de una solución paneuropea y más por experimentos locales, mejor comunicación y ajustes pragmáticos. Hasta entonces hay una hora extra – aprovéchela para un paseo por el puerto, un café en la Plaça o simplemente una pequeña siesta. La isla sigue girando, con o sin cambio de agujas.

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