Simone Kermes in Sant Bartomeu: Barock, Pop und eine Stimme mit Ecken

Simone Kermes trae Barroco, Pop y una dosis de punk a Sóller

👁 3742✍️ Autor: Ricardo Ortega Pujol🎨 Caricatura: Esteban Nic

La soprano Simone Kermes ofrece en Sóller su primer concierto en Mallorca. Un programa variado que va desde Monteverdi hasta Gershwin, una nueva pieza titulada «Kleid aus Licht» y una cantante a la que le gusta romper las reglas.

Un debut inusual en Sóller

El domingo por la noche, la pequeña iglesia de Sant Bartomeu en Sóller se llenó no solo de música, sino de historias. Simone Kermes, conocida internacionalmente por su estilo vivaz y sus interpretaciones audaces, estuvo por primera vez sobre el suelo mallorquín bajo los reflectores. Quien pensó que una velada de soprano clásica sería suave, se llevó una sorpresa.

Programa: salvaje, variado, sorprendente

El concierto llevó el título “¡Viva!” y saltó estilísticamente a través del repertorio: Monteverdi se cruza con Vivaldi, Purcell llama a Händel, luego un salto a Mendelssohn, Strauss, Rossini – y de pronto Gershwin y algunas perlas pop. Kermes incluso tiene una versión propia de la pieza que llama Kleid aus Licht: un texto que se inspira en Las Estaciones de Chaikovski y lleva el motivo al mar, al helado de frambuesa y a las pecas (!) ¿Suena excéntrico? También lo fue. Y hermoso.

Entre las piezas, Kermes contó anécdotas: desde un bis espontáneo en la Elbphilharmonie, cuando conectó Barroco con un titular moderno, hasta la idea de hacer que el pop y el Barroco se entrelacen. Se nota pronto: a la mujer le gustan los límites, y es para cruzarlos.

Raíces, maestros y un poco de punk

También son interesantes sus hitos. Kermes habló abiertamente sobre la época en que, siendo una joven cantante, llevaba un peinado punk y cuánto se impuso a pesar de las convenciones. Lecciones con grandes como Dietrich Fischer-Dieskau abrieron sus ojos a la interpretación; otros encuentros fueron más duros, difíciles pero instructivos. Todo forma parte, dice, y eso define su presencia escénica.

Se volvió conmovida cuando habló de la misión: no solo mostrar técnica brillante, sino mover a las personas. En tiempos de la pandemia, ha experimentado que la música puede sanar; a veces una voz es lo único que puede reemplazar palabras.

Organizativo

El dúo con la pianista Suzanne Bradbury funcionó como un agradable paseo por la playa: a veces tempestuoso, a veces sereno. Las entradas estaban disponibles en ticketib.com; la entrada costaba 30 euros (descuento 15). Quien asistió aquella noche, se llevó más que partituras: una artista que trabaja con humor, coraje y gran apertura.

No soy un fanático de la música clásica de principio a fin, pero tras esta velada me propuse escuchar con más atención. Sóller, sin duda, no se ha sobrestimado, sino que ha enriquecido.

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