Una noche en Ikatza: Un viaje culinario al País Vasco

Ikatza abre sus puertas exclusivamente para cenar. Aunque el comedor interior destila elegancia, es la terraza la que acapara todas las miradas durante las cálidas noches de verano. La zona de comedor, adornada con muebles clásicos de hierro forjado pintados de blanco, mesas vestidas de lino blanco y cojines y vasos de agua de un rojo vibrante, añade un toque de color al sereno entorno.

Al apartar la vista de las impresionantes vistas de Palma desde la orilla del mar, uno se queda absorto en la extensa carta. El restaurante hace un trabajo encomiable al destacar sus especialidades vascas y platos emblemáticos, lo que facilita la elección de los comensales.

Nuestra afable camarera nos sirvió un aperitivo tradicional del norte de España: una anchoa del Cantábrico con pimiento rojo asado y ali oli sobre un picatostes. Siguiendo su recomendación, optamos por un entrante típico vasco: una tabla de degustación de embutidos y quesos variados, entre ellos el Idiazabal de leche de oveja con sabor a nuez. Servido en una rústica tabla de madera, era más que suficiente para dos.

Mientras otros comensales saboreaban el visualmente llamativo jarrete de ternera (una ración mínima para dos personas), un plato tradicional asado a fuego lento durante 20 horas, nosotros nos decantamos por el marisco. Nos decantamos por un tataki de atún sobre un lecho de dados de mango con un chorrito de salsa teriyaki, y un plato de bacalao inspirado en el famoso chef Matías Gorrotxategi, cocinado con aceite y ajo en un baño de agua a 62 grados. El bacalao, suculento y sabroso, se sirvió sobre un lecho de habitas con jamón y tomate. La selección de postres, todos caseros y a un precio razonable, se presenta en un carrito junto a la mesa. A los golosos les resultará difícil elegir sólo uno. Decidimos compartir una versión vasca de la "crema catalana", pero nos pareció demasiado dulce para nuestro gusto.

Ikatza encarna la elegancia, el encanto clásico y el servicio atento que cabe esperar de un hotel tan prestigioso como el Gran Meliá Victoria Hotel. No es un restaurante que persiga tendencias, sino que se enorgullece de ofrecer la magistral cocina del chef Leo Lovrincevich en un marco incomparable. Solo las vistas para Instagram ya atraen a muchos a cenar en Ikatza...