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Cala Mondragó, una joya escondida en el extremo sureste de Mallorca, es un paraíso para los amantes de la playa. A sólo 10 kilómetros de la encantadora localidad de Santanyí y de la animada Cala D'Or, se encuentra este impresionante paraíso natural. La playa, galardonada con la prestigiosa Bandera Azul, es un testimonio de su estado prístino y su compromiso con la preservación del medio ambiente. Desde su declaración como parque natural en 1992, Cala Mondragó ha estado protegida del desarrollo excesivo y del turismo de masas. A pesar de su popularidad durante el verano, la playa conserva su tranquilidad y limpieza, y los visitantes aprecian y respetan su encanto natural y su ética ecológica.

Cala Mondragó, también conocida como Caló de sa font de n'Alis, es una playa de estilo cala que se extiende 75 metros entre dos promontorios rocosos. La playa es de arena blanca y aguas serenas y cristalinas. El telón de fondo de pinos y flora desértica ofrece senderos panorámicos para pasear tranquilamente o refugiarse del sol a la sombra. A sólo 400 metros a pie, se encuentra la hermana mayor de Cala Mondragó, Cala S'Amarador. Esta playa, de 145 metros, fue coronada "mejor playa" de Europa en 2008 por onbeach.com. Al igual que su hermana pequeña, Cala S'Amarador está rodeada por el exuberante Parque Natural de Mondragó.

Tanto Cala Mondragó como Cala S'Amarador ofrecen un número limitado de tumbonas y sombrillas de alquiler, pero hay mucho espacio para tender la toalla en la arena. El agua es poco profunda cerca de la orilla y se va haciendo cada vez más profunda. Aparte de algunas barcas de remos, no hay alquiler de deportes acuáticos, por lo que estas playas son ideales para bucear. Los servicios son básicos: no hay duchas y sólo se dispone de algunos aseos portátiles.

Cala S'Amarador cuenta con un único chiringuito, mientras que Cala Mondragó dispone de dos restaurantes a pie de playa y un par de chiringuitos. Estos establecimientos ofrecen una gran variedad de aperitivos, bebidas, tapas y platos tradicionales mallorquines. También puede traer su propia comida y disfrutar de un picnic en el parque. Las playas atraen a un público diverso, desde lugareños a turistas, incluidos muchos alemanes que frecuentan la cercana Santanyí. Las familias aprecian las aguas tranquilas, pero gente de todas las edades disfruta de la serena belleza y la ausencia de deportes acuáticos ruidosos o música. No son playas de fiesta; son lugares para relajarse y apreciar la naturaleza.