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Para la mayoría de nosotros, la vida moderna es sinónimo de plazos, tareas interminables y ajetreo diario. En cuanto oímos la alarma por la mañana, comienza la carrera contra el tiempo. El ritmo de vida mediterráneo, especialmente en lugares como Mallorca, ofrece una perspectiva contrastada, recordándonos que debemos respirar, apreciar y vivir de verdad.

Pero, ¿por qué nos hemos convertido en esclavos de la velocidad?