La mañana del viernes, un perro policía en la Calle Simó Ballester causó revuelo: la calle quedó acordonada y vecinos evacuados; al final, no había explosivos, solo productos químicos en el coche.
Perro policial detecta indicio — Calle en Palma cerrada temporalmente
Poco después de las once de la mañana, en la normalmente tranquila Calle Simó Ballester, estalló un breve ajetreo. Un perro de servicio especialmente adiestrado de la Policía Nacional había señalado como sospechoso a un coche estacionado al borde de la calle durante un control de rutina. Lo que siguió, no se veía todos los días en Palma: cintas de vallado, vehículos de emergencia con sirenas y agentes uniformados que, con calma pero decisión, gestionaron la situación.
Evacuaciones, cierres y un gran despliegue
Aproximadamente unos cincuenta agentes estuvieron presentes, incluidos los especialistas en explosivos de la unidad Tedax. Los peatones y los vehículos fueron solicitados a mantenerse alejados; algunos vecinos abandonaron temporalmente sus domicilios. El cierre afectó la calle inmediata y la acera; los vecinos contaron que la cafetería de la esquina cerró sus puertas durante una hora, la barista no estaba contenta, pero todos entendieron la medida.
Durante poco más de una hora, los especialistas inspeccionaron el coche de forma sistemática. Resultó que en el maletero se almacenaban diversos productos químicos, posibles restos de un taller. Tras mediciones y una revisión minuciosa, los expertos pudieron emitir rápidamente una señal de tranquilidad: no había explosivos, no existía peligro inmediato por explosivos.
Sin explosivos, no obstante, un gran despliegue
Alrededor de las 11:30, las fuerzas de seguridad dieron luz verde: los residentes pudieron regresar, se retiraron las cintas y el tráfico volvió a la normalidad. Un vecino dijo haber visto las sirenas desde la calle vecina y haber pensado que era un accidente. Esto es algo que rara vez se ve aquí mientras regresaba a su casa con su gato.
Este tipo de falsas alarmas es, en esencia, mejor que pasar por alto un riesgo; esto vale también en un lugar cercano al Paseo Mallorca y al ajetreo urbano. Los policías, el perro y los miembros de Tedax trabajaron de forma rutinaria, y el resultado es alivio en lugar de peligro. Al mismo tiempo, el incidente recuerda cuán rápido puede transformarse la vida cotidiana en alarma cuando actúan las fuerzas de seguridad.
Para la mayoría de los transeúntes, al final quedó un pequeño thriller para la pausa de la tarde: conversaciones, miradas curiosas y alivio. Para las autoridades, una rutina que se tomó en serio y que afortunadamente terminó sin daños.
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