Fachada de un edificio en el casco antiguo de Palma con maletas en la puerta y movimiento de viajeros

Once apartamentos de vacaciones sin licencia en el casco antiguo de Palma - por qué los anuncios siguen en línea

👁 3870✍️ Autor: Ricardo Ortega Pujol🎨 Caricatura: Esteban Nic

En pleno casco antiguo de Palma, un edificio bajo el nombre "Mallorca Suites" ofrece once apartamentos para estancias cortas, aparentemente sin licencia válida. Los vecinos se quejan del ruido, el constante trasiego y la falta de aplicación de las normas.

Once apartamentos, una calle y aparentemente sin licencia

En el entramado histórico de Palma, a pocos pasos de la Plaça de Cort y del Ayuntamiento (Ajuntament), se alza un edificio que lleva meses generando debate. Bajo el nombre "Mallorca Suites" aparecen anuciadas once unidades en las plataformas de reserva; los precios en temporada alta llegarían hasta 600 euros por noche. Los anuncios permanecen en línea, pese a que, según la información facilitada al ayuntamiento, la gestora anuncia sin una licencia turística vigente.

La vecindad: furgonetas de madrugada, timbres, maletas

A primera hora, las furgonetas de reparto recorren la estrecha calle y el traqueteo de las maletas resuena entre las fachadas antiguas. "Los timbres no paran nunca", dice María, 62 años, que lleva treinta viviendo en la calle. "A las 9:30 vino otro grupo con maletas. No habría problema si todo fuera legal".

Escenas como estas son típicas en muchas calles del casco antiguo: olor a café, voces en distintos idiomas, el revoloteo de un plano de la ciudad al viento. Para las personas que viven allí, todo se suma a un ruido de fondo constante y angustioso —y a una pregunta cada vez más urgente: ¿por qué no actúan las autoridades?

Autoridades, multas, tribunal: un procedimiento que no se detiene

Según fuentes municipales, ya se han impuesto multas a la gestora. La responsable ha reconocido un procedimiento judicial en marcha y afirma que la cuestión aún no está resuelta. No obstante, los anuncios siguen activos, se permiten reservas y se reciben pagos —un escenario que provoca desorientación y frustración en los afectados.

El problema tiene dos niveles: el día a día de los residentes (ruido, basura, cambios frecuentes en la comunidad) y la credibilidad de la regulación. Si sanciones reiteradas no frenan prácticas, se debilita la confianza en la acción pública y se crea desigualdad respecto a quienes operan legalmente, como propietarios y hoteles.

Por qué fallan los controles: una mirada tras bastidores

No siempre es falta de voluntad, sino obstáculos estructurales: escasez de personal en departamentos municipales, largos plazos en los tribunales y la dificultad para cortar ingresos de forma rápida. Las plataformas listan viviendas de forma automática a nivel mundial; suelen reaccionar solo ante avisos concretos, y las medidas legales pueden tardar días o semanas.

Menos visible, pero importante, es la estructura de titularidad. Propietarios y gestores a menudo están ocultos tras sociedades pantalla o administradores interpuestos. Eso complica no solo la ejecución legal sino también la posibilidad de bloquear ingresos con rapidez.

En concreto: qué debería suceder ahora

Hay medidas prácticas que pueden tener efecto a corto plazo y, a la vez, cambiar estructuras a largo plazo:

1. Cláusula de eliminación inmediata: El ayuntamiento debería acordar con las plataformas una cláusula vinculante: ante procedimientos probados contra una dirección, los anuncios se suspenden temporalmente hasta aclarar la situación legal.

2. Transparencia para los vecinos: Un registro público (actualizado y con el estado de los expedientes) que muestre qué casos están en trámite y qué sanciones se han impuesto daría claridad a los residentes y acabaría con las especulaciones.

3. Recuperación de ingresos en lugar de solo multas: Si las sanciones se consideran simplemente un coste más del negocio, sirven de poco. Medidas adicionales podrían incluir el embargo de ingresos por alquiler, el bloqueo de flujos de pago a través de intermediarios o penas incrementadas por repetición.

4. Agilización administrativa: Inspecciones más rápidas por una fuerza de tarea en el casco antiguo, que realice controles repetidos y priorice casos, aumentarían la presión sobre los gestores.

5. Responsabilidad de las plataformas y verificación por API: Un cotejo técnico mediante el que las plataformas consulten automáticamente el registro municipal de viviendas turísticas (API) podría cortar el suministro de anuncios ilegales.

Por qué el asunto afecta a más que a un solo edificio

Este edificio simboliza un problema mayor: si en una de las zonas turísticamente más sensibles de Palma las normas solo se aplican de forma puntual, se altera el equilibrio entre la vida cotidiana y el turismo. Los residentes pierden calidad de vida, los inquilinos encuentran menos oferta y la ciudad pierde legitimidad si las leyes no se aplican de manera uniforme.

Muchos se preguntan: ¿es un caso aislado o un patrón? La respuesta dependerá de si la administración toma ahora medidas claras y visibles. De lo contrario, quedará el amargo sabor de que las multas son parte de los costes operativos, mientras la calle sigue resonando y los anuncios permanecen parpadeando en línea.

Perspectiva

La pregunta central sigue siendo: ¿cuándo aplicará la administración las consecuencias que reclaman los vecinos? Una actuación rápida y transparente aliviaría el casco antiguo y demostraría que Palma se toma en serio sus normas. Hasta entonces, el edificio de la calle seguirá siendo un foco de tensión: once apartamentos, muchas maletas y una administración que tendrá que demostrar si sus medidas son suficientes.

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