Wohnwagen als Letzte Adresse: Die Wohnkrise auf Mallorca

Cuando las caravanas se convierten en la última dirección: Cómo la crisis de la vivienda en Mallorca está cambiando

👁 8750✍️ Autor: Ana Sánchez🎨 Caricatura: Esteban Nic

Cada vez más habitantes de la isla buscan refugio en campers, sótanos y cobertizos improvisados. Por qué la vivienda asequible normal aquí ya casi no es posible: una mirada local.

Vivienda que desaparece: la vida cotidiana, en lugar de titulares

Temprano por la mañana, en la Ma-13 en dirección al aeropuerto, un turista pregunta, medio dormido: «¿Son estas caravanas viviendas permanentes?» La respuesta, inesperada: muchos de estos vehículos no son alojamientos de vacaciones, sino soluciones de emergencia. En los últimos años se han formado en las afueras de Palma y en algunas localidades del este asentamientos enteros de caravanas, furgonetas convertidas y chozas improvisadas. Familias con niños, jubilados, trabajadores por turnos — personas que de pronto se encuentran entre su lugar de trabajo y la falta de vivienda.

Cuando la renta cuesta más que la vida

Los números suenan secos, pero llegan al meollo: Muchos hogares destinan más de la mitad de sus ingresos al alquiler. Viviendas por menos de 900 euros al mes son raras. Eso empuja a las personas a vivir en viviendas compartidas, en sótanos o en naves industriales vacías. Algunos, que conocí en una pequeña urbanización de jardines en las afueras de Palma, dijeron: «Hemos perdido la esperanza de poder quedarnos aquí a largo plazo».

La situación legal complica la situación. Los contratos de alquiler son temporales y a menudo se renegocian al vencimiento — con el riesgo de exigir montos mucho más altos. El gobierno central ha anunciado instrumentos, pero su efecto depende de si las regiones los aplican. En la isla, muchas cosas siguen en disputa entre autoridades, propietarios y activistas ambientales.

¿Por qué no construir de nuevo?

Construir sería una respuesta, claro. Pero la cuenta no es tan simple: precios de terrenos, materiales caros, requisitos estrictos y largos tiempos de aprobación encarecen los proyectos. Al mismo tiempo, el alquiler de corta duración atrae a los propietarios a usar los apartamentos con fines turísticos en lugar de alquilarlos de forma permanente. El resultado: viviendas desocupadas junto a un creciente número de personas sin vivienda fija.

En tabernas de pueblo y puestos de mercado se discute esto con pasión. Algunos exigen reglas más estrictas contra los apartamentos de vacaciones, otros quieren más viviendas sociales. Los ecologistas advierten que no se deben edificar sin más en superficies libres — la isla tiene sus límites.

¿Qué ayuda? A corto plazo: más construcciones sociales específicas, renovación justa de licencias existentes y un control más estricto de los alquileres vacacionales ilegales. A largo plazo: vivienda asequible como prioridad — no solo en discursos de campaña, sino con cifras claras, plazos y planes de financiación. Hasta entonces, permanece la imagen que muchos turistas ven: caravanas al borde de la carretera, y detrás de ellas personas que solo intentan encontrar un lugar para dormir.

Estaba en una tarde lluviosa en Son Ferriol: aquí se oyen más historias que cifras oficiales. Y suelen sonar mal.

Noticias similares