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Excursión con el capitán: paseo en barco tranquilo por la costa este de Mallorca

Excursión con el capitán: paseo en barco tranquilo por la costa este de Mallorca

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Una relajante excursión de un día desde Cala Rajada, que muestra la isla sin bullicio: calas pequeñas, tres pausas para bañarte y un capitán con historias, perfecto para quienes prefieren algo más personal.

Con el capitán fuera — un día como pocos en la isla

A las 10:00, el pequeño barco zarpa desde el puerto de Cala Rajada. El sol ya calienta, el mar brilla, y el aroma del mar y de la sobrasada llega desde la orilla. A bordo reina un ambiente tranquilo, casi amistoso: toallas, sandalias, unas cuantas bolsas con naranjas locales. Nuestro guía para el día se llama Gaspar, un hombre con arrugas y una amplia sonrisa, que ha preparado su propio barco y bautiza cada cala con un apodo.

Menos gente, más espacio

El concepto es simple y honesto: un máximo de 45 huéspedes, ninguna animación ruidosa, ninguna masificación. Quien viaja aquí busca más bien una conversación, un buen trozo de pan con queso y un lugar en la borda para asomarse a la proa, en lugar del estruendo de una fiesta en la piscina. Gaspar dice que quiere que la gente escuche la isla, no solo verla, y se le cree. Mientras avanzamos a lo largo de la costa este, señala calitas diminutas que desde tierra casi no se pueden descubrir.

Comida, charla y pequeñas sorpresas

Para el almuerzo hay un buffet sencillo: pan local, pimientos en vinagre, aceitunas, algo de sobrasada y una paella sencilla que sabe realmente bien. Dos mujeres mayores filosofan sobre la mejor cala de la isla, algunos ingleses intercambian consejos para el día siguiente. Alguien pregunta más tarde si son 89 euros; se responde que sí, y que por ese precio tienes tres pausas para bañarte, comida, bebidas y historias de primera mano.

El ambiente es relajado, casi familiar. Sin guía con guion, sin datos llamativos — solo pequeñas anécdotas: dónde yacía antes un barco pesquero, qué granjero aún tiene higueras, por qué una cala brilla especialmente en primavera. Tales detalles quedan en la memoria porque están ligados a voces, no a PowerPoint.

Antes de la última parada en Cala Mesquida hay tiempo para una cerveza en la cubierta soleada. El barco avanza despacio de regreso al puerto, y en el muelle de Cala Rajada se aplaude brevemente — no por obligación, sino por agradecimiento por un día tranquilo que se recuerda con gusto.

Para quienes no quieren Mallorca como parque temático, este tipo de tour es un verdadero hallazgo. Práctico: calzado cómodo para la breve salida a tierra, protección solar y un poco de dinero en efectivo para las bebidas. Y otro tip: quien reserve temprano suele obtener los mejores asientos en la cubierta, y a veces una segunda porción de paella gratis si el cocinero está de buen humor.

Quien quiera tomarse su tiempo y experimentar la isla a un ritmo más pausado, encontrará aquí exactamente la excursión adecuada.

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