Después de once años, Ca’n Sureda volvió a abrir sus puertas: música, conversaciones y un nuevo pacto para el proyecto Tabaluga hicieron de esta fiesta en Pollença un día especial.
Reencuentro en Ca’n Sureda: una fiesta de patio que continúa resonando
Al atardecer del viernes, 3 de octubre de 2025, imperaba un ambiente animado, pero relajadamente mallorquín, en la finca Ca’n Sureda cerca de Pollença. Alrededor de las 15:00, los autocares lanzadera atravesaron los olivares, soplaba una ligera brisa del norte y el aroma de verduras a la parrilla y pastel de almendra estaba en el aire. Un poco más de 500 invitados se habían reunido: familias, fans de larga data y algunos amigos de los medios y del mundo cultural.
Música, encuentros y pequeñas sorpresas
El escenario se montó de forma deliberadamente modesta. Peter Maffay apareció en un tono relajado ante su público, dijo unas cuantas frases sinceras, sonrió y buscó una y otra vez el contacto directo con la gente. Junto a los clubes de fans habituales hubo una verdadera sorpresa: el actor Henning Baum se acercó un momento, le dio una palmada al anfitrión en el hombro y se fue de nuevo, tal como se espera de un invitado desenfadado.
Hubo música en vivo de una banda local de rock y algunas voces jóvenes que quedaron en la memoria. La cantante Roberta Fauteck, por ejemplo, recibió aplausos genuinos por su voz clara. Yo me quedé al margen, sudé un poco (el tiempo soleado de noviembre aparece aquí con más frecuencia de lo que se piensa) y pensé: Esto no es un evento normal de celebridades, es un encuentro de personas que quieren emprender algo juntos.
Un pacto para el proyecto Tabaluga
El núcleo humano del día fue, sin embargo, el acuerdo firmado entre el Consell de Mallorca y el Consell de Menorca. En resumen: el proyecto Tabaluga beneficiará a más niños y jóvenes de las Baleares. Una delegación llevó después a los invitados interesados a la cercana finca Can Llompart, donde anualmente se atienden hasta 400 niños traumatizados; eso conmueve, y se nota.
En la finca se vendían en pequeños puestos limonadas caseras, helados y aceite de oliva; la tienda de la finca, 'Mad Donkey', gestionada por Kai Pechtold, estaba muy concurrida. Un asno, algunas cabras y gansos traviesos deambulan; los niños gritaban y los abuelos miraban con satisfacción.
Llamamientos a la recaudación de fondos tuvieron éxito: varias agrupaciones de fans entregaron donaciones por la tarde, un grupo llamado 'Auf Ewig Maffay' reunió la impresionante suma de 16.000 euros. Son cifras como estas las que demuestran: no se trata solo de nostalgia, sino de ayuda real.
Un día que deja huella
Al regresar al atardecer, el sonido de guitarras y voces alegres quedó suspendido en los olivares. Hendrikje Balsmeyer y la pequeña Anouk también estuvieron allí, siempre cerca de Peter, siempre amables. Para muchos visitantes fue una especie de encuentro emocional: un poco de música, mucha humanidad y un acuerdo concreto para que en el futuro más niños lleguen a través de ello. Sin duda volveré la próxima vez. Y sí: me guardé la receta del pastel de almendra.
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