Modelos en la pasarela del Lobster Club junto a la piscina con las luces del puerto de Puerto Portals

Luces, pasarela, mar: noche de la Pantera Rosa en el Lobster Club de Puerto Portals

👁 5230✍️ Autor: Lucía Ferrer🎨 Caricatura: Esteban Nic

Una noche templada en el Lobster Club: Yvonne Struzek convierte el beach club en pasarela, modelos de todo el mundo muestran moda veraniega discreta y el chef con estrella Sascha Lenz ofrece pequeños momentos de lujo entre la piscina y las luces del puerto.

Moda junto al mar: una noche en la que el ambiente vibra

Cuando llegué aquella tarde al Lobster Club en Puerto Portals, la brisa traía olor a mar y a gambas a la plancha. Guirnaldas de luces centelleaban sobre la piscina y, de fondo, un DJ mezclaba tonos clásicos con riffs pop — una banda sonora contenida que más bien rebajaba el pulso que lo subía. Exactamente lo adecuado para un desfile que quería unir tranquilidad y estilo.

De la pasarela directamente a la vista del puerto

La anfitriona Yvonne Struzek había dispuesto el beach club de modo que la pasarela se fundía casi orgánicamente con la terraza: las modelos caminaban, giraban y flotaban entre mesas y palmeras. La colección se mantuvo en su mayoría sobria: tonos chocolate y crema, grises fríos, cortes nítidos. Un abrigo sobre el bikini, un corte masculino en tonos pastel — prendas que se pueden llevar sin dramatismo, que funcionan igual en la playa que en el muelle.

Carolina, una modelo de Colombia, destacó por su sonrisa soleada. En ella un vestido sencillo parecía a la vez femenino y discreto. A su lado, hombres con grandes bolsos de cuero, algo desenfadados, claramente pensados para llevar puesto. Y en medio: Esther Schweins, que moderó con encanto, contó pequeñas anécdotas y dio al evento una nota de salón — como una voz conocida que saluda a visitantes y vecinos.

Cocina entre bocados y mini-lujos

La comida fue algo más que finger food. El chef con estrella Sascha Lenz sirvió mini cócteles de gambas, croquetas crujientes, calamares fritos y vieiras en una salsa verde pulverizada, donde el último grano de sal explotaba como un pequeño saludo de fuegos artificiales. De vez en cuando aparecían pequeñas presentaciones de caviar y salmón ahumado — momentos isleños en platos diminutos que invitaban a la conversación y que dirigían la mirada una y otra vez hacia la piscina.

Más tarde se sirvieron cócteles al borde de la lámina de agua. La media luna colgaba baja sobre la bahía y la silueta de la Illa d’en Sales se percibía como una mancha oscura. El canto de las cigarras se mezclaba con el ligero tintinear de las copas — una escena típica de Mallorca que ya casi no necesita ser fotografiada porque es hermosa en el lugar.

Pensado globalmente, enraizado localmente

Yvonne y su equipo habían reunido marcas de Australia, Escandinavia y Francia. Las piezas parecían internacionales, pero se sentían en casa en la isla: elegancia discreta que encajaba con el verano mallorquín. No fue un gran destello de flashes, más bien una velada para quienes buscan disfrute sin alarma. Risas, un entusiasta “¡Wow!” en el final del desfile — el ambiente se mantuvo relajado.

Lo que llamó la atención fue la ausencia del frenesí del champán y del glamour desmesurado. En su lugar, una actitud que va bien a Mallorca: elegancia sencilla con un toque de lujo, sin ostentación. Los invitados conversaban; algunos ya planeaban su próxima velada junto al mar de la misma manera.

Por qué estas noches son importantes

Eventos así son más que apuntes agradables en la agenda cultural. Demuestran que la isla puede integrar moda, gastronomía y vistas al mar de forma orgánica — sin que uno de los elementos opaque a los otros. Para los proveedores locales y las mentes creativas son oportunidades: colaboraciones, visibilidad y la posibilidad de posicionar a Mallorca como destino de eventos relajados y de alta calidad.

Al final de la velada abandoné el club con la sensación de haber reencontrado algo familiar: la capacidad de tomarse tiempo, de mirar, de comer y de mantener la vista en el mar. Seas amante de la moda o simplemente alguien que disfruta estar al aire libre — esas noches de verano perduran en la memoria, al menos hasta la próxima temporada. Y eso está bien.

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