De la pasarela a la cocina: Cómo Janina creó su boutique-restaurante en Puerto Portals

De la pasarela a la cocina: Cómo Janina creó su boutique-restaurante en Puerto Portals

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Una muniquesa cambió Prada por pasta: en Puerto Portals, Janina abrió su propio pequeño local de lujo, con ambiente de moda, piezas de decoración excéntricas y una cocina fusión que deja a los comensales asombrados.

Pequeño local, gran pretensión

En el puerto deportivo de Puerto Portals, directo al muelle, se ha hecho en los últimos dos años un nuevo objetivo para largas veladas y risas fuertes: el restaurante 'Janina'. Parece un salón privado curado: elegante, pero no rígido. Estuve allí un martes por la noche, alrededor de las 20:30, cuando las luces de los barcos parpadeaban y el personal de servicio tomaba sus lugares tranquilamente.

De la pasarela a la cocina

La fundadora, Janina, trae una biografía inusual: años en la industria de la moda, puestos en casas conocidas, luego la decisión de aventurarse con algo propio. En Mallorca encontró no solo un refugio, sino también un nuevo campo profesional. Su local es un poco como su cuarto hijo, dice ella — y se nota: cada detalle ha sido pensado, desde la luz hasta la servilleta.

La carta no es un simple menú mediterráneo: el chef Ryu combina precisión japonesa con sabores sudamericanos y productos clásicos mallorquines. Muchos platos vienen pequeños y listos: para compartir, con ingredientes claramente nombrados — sin juegos de escondite, solo buena, fresca calidad.

Días entre familia y servicio

La vida diaria detrás de las escenas suena casi como un reloj. Janina se levanta temprano — a las seis ya está horneando pan para los niños, una hora después toca deporte. Cerca del mediodía está en el restaurante, habla con el equipo de once personas y prueba cada plato antes de que lleguen a la lista de invitados. A las 16:00 es tiempo de familia, luego tareas, entrenamiento de equitación de la hija mayor y el intento de traer un poco de calma.

La familia vive a medias en Mallorca y a medias en Dresden: su marido, Florian, viaja como desarrollador de proyectos; los niños tienen 8, 10 y 13 años y asisten a la escuela aquí. Pequeña realidad de la isla: escuela, club deportivo, y luego de nuevo las luces de los barcos en el puerto.

Un poco de glamour, un poco de realismo

En la sala llama la atención un objeto notable: una gran amatista en forma de mariposa, que parece un amuleto de la suerte. Junto a ella, una barra de alabastro de color blanco turbio, en las paredes fotografías retro, y sí — incluso el 'Powder-Room' tiene un toque Swarovski. Los uniformes del personal están a medida, con delicados acentos de encaje. Todo eso puede parecer un poco pretencioso, pero funciona sorprendentemente con facilidad.

Quienes vienen aquí traen distintas expectativas: clientes habituales del puerto, turistas que buscan una velada más elegante, y también vecinos locales. El inicio no fue sencillo: el local tuvo que enfrentarse a lugares ya establecidos. Ahora, a menudo se sientan varias naciones en la mesa — y a veces también políticos, recientemente en una celebración privada.

Firma personal

Janina insiste en no estar siempre en primer plano. Su firma es más bien sutil: un aperitivo especial llamado 'Janina Spritz' con un borde de cristal reluciente, pequeñas historias sobre el origen de los productos, formaciones regulares para el equipo. Quiere que el lugar tenga peso — no la persona.

Lo que queda es esta sensación: un local que fusiona entendimiento de la moda con una cocina honesta. No es un templo de la haute cuisine, y no tiene por qué serlo. Es un lugar donde se come bien, se conversa y se disfruta de la vista a los yates — y quién sabe, quizá se inicie alguna conversación de moda, justo junto a la cesta de pan.

Si alguna vez pasea por una velada suave en Puerto Portals y la curiosidad vence: entre. La puerta está abierta, y casi siempre huele a pan recién horneado y pescado frito.

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