Contraste en Mallorca: playas soleadas en el oeste mientras calles y sótanos del este quedan inundados tras fuertes tormentas

Isla dividida: sol en el oeste, fuertes lluvias en el este — ¿qué tan preparada está Mallorca?

👁 7256✍️ Autor: Lucía Ferrer🎨 Caricatura: Esteban Nic

Un día, dos ambientes: mientras Palma y el suroeste tomaban el sol, tormentas, granizo e inundaciones causaron caos en el este. ¿Qué dice eso sobre nuestra prevención y qué pueden hacer los vecinos de inmediato?

Entre bañistas al sol y cubos de diluvio — un día, dos Mallorcas

Hoy la isla volvió a mostrar esa división tan particular que conocemos bien. Sobre las 11:30 me senté con un café en el Paseo Marítimo, escuché el picoteo de las gaviotas y el lejano traqueteo del tranvía. En el este, amigos llamaban desesperados: granizo, tormentas, sótanos llenos de agua. La pregunta central sigue siendo: ¿qué tan preparada está Mallorca para este tipo de episodios localmente extremos?

Lo ocurrido: lugares, daños, ambiente

Los casos más graves se registraron en Son Servera, Artà y Capdepera. En Artà cayeron en media hora unos 40 litros por metro cuadrado, suficiente para convertir calles en arroyos. En Son Servera hubo granizo; testigos hablan de calzadas resbaladizas y accesos bloqueados. Capdepera informó de zonas bajas inundadas, coches hasta media altura en agua. Vecinos colocaban sacos de arena, niños observaban con las mejillas enrojecidas las calles convertidas en ríos: una imagen que aquí se olvida con demasiada rapidez.

Al mismo tiempo Palma parecía casi paradisíaca: alrededor de 30 grados, sombrillas, corredores junto al mar. Aun así no faltaron consecuencias. En el Paseo caían árboles por rachas fuertes, en Calvià árboles arrancados y barro cortaron vías. A la entrada de Port Adriano un pequeño desprendimiento obligó a cerrar un carril: una ladera verde cedió con ruido, rodaron piedras y los conductores pasaron con precaución.

La cara menos atendida: topografía, alcantarillado y ventanas de tiempo

Estos eventos localizados evidencian debilidades que a diario pasan desapercibidas. La combinación de una topografía pronunciada, superficies impermeabilizadas y redes de saneamiento antiguas hace que la lluvia intensa no infiltre. Entonces se producen avalanchas puntuales que inundan sótanos y dejan calles intransitables. No es tanto un fallo de los servicios meteorológicos como un problema infraestructural: faltan canales de evacuación, zonas de retención y espacios verdes justo donde más se necesitan.

Pasos concretos — inmediatos y a largo plazo

¿Qué se puede hacer hoy? Algunas medidas pragmáticas y de aplicación inmediata:

Para los vecinos: revisar desagües, tener sacos de arena a mano, guardar los electrodomésticos en alto. Al conducir: evitar agua estancada — un metro puede bastar para dejar un coche inutilizado. Cerrar sótanos y garajes, guardar documentos en cajas impermeables.

Para los ayuntamientos: limpieza urgente de imbornales antes del otoño e invierno, espacios de retención temporales en puntos críticos, mejor señalización de vías con riesgo de inundación. Medidas sencillas como barreras móviles suelen ayudar de inmediato.

A largo plazo: crear más superficies permeables, fomentar terrazas ajardinadas y cubiertas verdes, construir balsas de retención y renaturalizar riberas. También mejoraría mucho un sistema de avisos tempranos con alertas locales por SMS y rutas de evacuación bien comunicadas.

Qué dicen las autoridades y qué deberían hacer con más frecuencia

AEMET mantuvo activas las alertas para el norte y el este y prevé que los chubascos remitán lentamente. Eso tranquiliza, pero las alertas por sí solas no salvan un sótano. Aquí hacen falta responsabilidades claras: ¿quién limpia los imbornales atascados, quién organiza los sacos de arena, quién informa a los mayores o a quienes tienen menor movilidad? Una distribución de tareas clara entre ayuntamiento, consejo insular y asociaciones de voluntarios reduciría mucho los tiempos de respuesta.

Una mirada práctica hacia adelante

El jueves se espera de nuevo más sol y temperaturas más altas. Eso viene bien para el ánimo, pero no es razón para bajar la guardia. Estos “días divididos” serán más frecuentes en el futuro, así lo indican las tendencias. Quienes vivan en zonas bajas: aprovechad los intervalos secos para revisar desagües y asegurar las viviendas. Unas pocas horas de trabajo pueden ahorrar muchos problemas con la siguiente lluvia.

En resumen: el oeste disfruta del sol, el este saca sacos y seca sótanos. La isla es resistente, pero no invulnerable. Un poco de prevención, una asignación clara de responsabilidades y algunas medidas de infraestructura pragmáticas evitarían muchas de estas escenas en el futuro — y eso suena a una magia posible, ¿no?

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