Las obras en el puerto de Cala Ratjada se reanudan

La obra vuelve a respirar

Esta mañana a las siete y media, con una brisa del mar y la habitual música de las gaviotas, las excavadoras volvieron a alinearse en el muelle de Cala Ratjada. Los trabajos del edificio polivalente previsto se han retomado tras una pausa, informó el gobierno de Baleares. Sobre el terreno parece un nuevo comienzo: rodillos, cargadoras y contenedores de obra se suceden a lo largo del paseo del puerto.

Qué se va a construir

Está previsto un edificio compacto en el que los comerciantes tendrán sus puestos, además de almacenes, una cantina para los trabajadores y empleados del puerto y una terraza con vistas al mar. La autoridad portuaria de Baleares aporta alrededor de 2,3 millones de euros para ello. El proyecto suena pragmático: breve, funcional, con un ojo puesto en el turismo, la pesca y los deportes náuticos.

Por qué es importante

En los últimos años el puerto ha funcionado como punto de encuentro de mundos distintos: por la mañana los pescadores con sus cestos, durante el día los turistas que pasean hasta el alquiler de embarcaciones y por la noche los buceadores que se equipan. La intención de las autoridades está clara: hacer el puerto sostenible para el futuro y articular mejor los diferentes usos. Se dice que una cantina común reducirá recorridos y desplazamientos innecesarios.

Estuve allí poco antes de las nueve y hablé con algunos locales. Las opiniones están divididas: unos esperan más orden y mejor infraestructura, otros temen ruido y el caos de la obra en plena temporada alta. Comprensible. El puerto es para muchos un lugar de trabajo y para otros la primera imagen de Cala Ratjada.

Qué ocurrirá a continuación

La autoridad no facilitó fechas concretas de finalización. Sobre el terreno, los obreros y el personal del puerto calculan, sin embargo, meses intensos en los que en determinados momentos el espacio podrá ser limitado, especialmente en las áreas de tienda cuando lleguen las entregas. La terraza prevista ofrecerá más adelante un agradable lugar para observar las embarcaciones con una taza de café.

En cualquier caso: quien pasee pronto por el puerto verá el cambio. Entre redes, chirridos y el olor a sal está surgiendo un nuevo tramo del muelle. Una esperanza silenciosa: que al final se logre un lugar que sirva tanto a los pescadores como a los visitantes —y en el que, al terminar la jornada, se pueda mirar al mar un momento.