Trabajadores instalando nuevo suelo de goma antideslizante en el parque infantil de Camp Redó, Palma

Nuevo agarre para los parques infantiles de Palma: juegos más seguros en Camp Redó y compañía

👁 4210✍️ Autor: Ana Sánchez🎨 Caricatura: Esteban Nic

El Ayuntamiento de Palma renueva los suelos en seis parques infantiles — entre ellos Camp Redó y el parque Cotlliure. Menos riesgo de resbalones, colores suavizados y vecinos satisfechos definen esta pequeña pero palpable mejora.

Nuevo agarre para los parques infantiles de Palma: juegos más seguros en Camp Redó y compañía

Si paseas por Camp Redó a media mañana, el aire huele a caucho recién puesto. Trabajadores con manchas de pintura en la ropa se mueven con calma y rutina — sin grandes grúas ni vallas, más bien con la precisión silenciosa de una ciudad que atiende los pequeños detalles. Los suelos del parque s’Escorxador y del parque Cotlliure son nuevos: antideslizantes, amortiguadores y en tonos discretos que calman visualmente el espacio.

Qué aportan los trabajos

Más seguridad ante la lluvia y las caídas — ese es el objetivo oficial. Se retiran los revestimientos antiguos, se colocan nuevas losetas de goma y se sellan los bordes con cuidado. Para las familias es una noticia sencilla y tranquilizadora: una zona de caída más blanda bajo las estructuras de escalada, menos gravilla suelta, un tobogán que no se convierte en pista de deslizamiento cuando llueve. En total, el Ayuntamiento invierte unos 165.000 euros en seis parques infantiles de distintos barrios de Palma.

Temprano por la mañana, cuenta un trabajador durante su pausa para el café, el equipo empezó ya a las siete. Al mediodía todo iba como un reloj: placas antiguas fuera, las nuevas losetas dentro, niños que primero prueban con los zapatos y después descalzos el tobogán. No hubo gran inauguración, pero el resultado es visible y se acepta de inmediato.

Por qué se nota

Son las pequeñas mejoras del día a día las que devuelven confianza. Una mujer que llama a su nieta en el parque lo resume con frialdad: “Se nota enseguida que alguien ha pensado”. Los perros que pasan se detienen un momento; vecinas se sientan en los bolardos bajos y observan el juego. El espacio se siente más accesible, sobre todo en días de tiempo cambiante, cuando un revestimiento antideslizante marca la diferencia.

No es un fin en sí mismo: un portavoz del Ayuntamiento subrayó que no se trata solo de estética: “Queremos actuar de forma preventiva y reducir los riesgos de accidente.” La medida forma parte del mantenimiento regular y de una pequeña puesta en valor de las instalaciones municipales — sencilla, pero eficaz.

Qué esperan los vecinos

Rosa, que pasa cada mañana con su perro por el parque, elogia el resultado: “Ya no hay piedras sueltas, mi nieta ahora se atreve más.” Otros vecinos ven el nuevo material como un punto de partida: si ya se renueva el suelo, podrían revisar también bancos, papeleras o la iluminación — un recinto más cuidado resulta más amable cuando su entorno acompaña. Una propuesta simple que muchos apoyarían.

Los padres deben prestar atención a las señales in situ: algunas áreas solo podrán utilizarse de nuevo una vez que el material haya fraguado. El revestimiento necesita tiempo para asentarse correctamente — un pequeño inconveniente que, sin embargo, garantiza mayor durabilidad.

Mirando al futuro: pasos pequeños, gran efecto

No se trata de proyectos espectaculares, sino de trabajo minucioso. Una ciudad que invierte en la seguridad de los parques infantiles envía una señal clara: los lugares donde juegan los niños importan. Estas medidas reducen el riesgo de accidentes, alivian temporalmente los temores de las familias y crean espacios públicos en los que la gente vuelve a sentirse más a gusto.

En los próximos meses, el Ayuntamiento planea distribuir los trabajos entre los seis emplazamientos — algunos parques estarán cerrados solo brevemente, otros necesitarán un poco más de tiempo. Para las familias significa: estar atentas a cierres puntuales, tener en mente un parque alternativo cercano y alegrarse cuando los niños puedan corretear sobre suelos nuevos y seguros.

Sin pompa, pero con un efecto tranquilizador: los nuevos suelos de Palma son un ejemplo de una ciudad que mejora la vida cotidiana sin hacer mucho ruido. Se oyen los pájaros en los árboles, las risas de los niños suenan más claras — y los toboganes, ahora, resultan más invitadores.

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