Solo alrededor de una cuarta parte vacunada: la vacunación contra la gripe en el sector sanitario de las Baleares avanza muy poco

Demasiados en el sector sanitario no se protegen contra la gripe

La semana pasada, mientras paseaba por la cafetería de un hospital en Palma, escuché más conversaciones sobre turnos que sobre vacunas. Sin embargo, el balance de la pasada temporada de gripe revela un problema claro: solo poco más de una cuarta parte del personal sanitario en las Baleares aceptó la oferta de vacunación. Eso significa, concretamente: alrededor del 27 %.

Esto no es solo una cifra. Para quienes trabajan a diario con pacientes vulnerables, es alarmante. La Organización Mundial de la Salud recomienda una cobertura de vacunación del 75 % entre los trabajadores sanitarios para proteger a los grupos más vulnerables. En las islas estamos lejos de ese objetivo.

¿Por qué tan pocos?

Las razones son variadas y, a menudo, muy humanas. Algunas compañeras y compañeros se preocupan por los efectos secundarios, otros creen que la gripe es leve o que no tienen tiempo debido a los apretados horarios de trabajo. También hay obstáculos organizativos: puestos de información poco visibles en el recinto hospitalario, horarios de vacunación breves y la falta de incentivos convincentes.

El Departamento de Salud ha reaccionado ahora con un paquete de medidas que suena más a vida cotidiana que a burocracia. Habrá reconocimientos prácticos: en algunos hospitales, las personas vacunadas reciben un pequeño desayuno saludable y el agradecimiento de su jefe. Además, se ofrecen horas de formación adicionales al centro que alcance la mayor tasa de vacunación. Un mecanismo sencillo, pero a veces esas pequeñas cosas ayudan.

Ganar confianza a largo plazo

Muy por encima de los incentivos está la información y la confianza. Las trabajadoras y los trabajadores piden respuestas claras: ¿qué vacunas se utilizan? ¿Cuál es su eficacia? ¿Qué efectos secundarios pueden esperarse? Equipos móviles de vacunación, horarios más amplios para los puntos de vacunación y breves conversaciones informativas antes del inicio del turno podrían ayudar a eliminar barreras.

Si el nuevo programa de motivación aumentará la tasa de forma palpable, aún está por verse. En una conversación personal, una enfermera me dijo: 'Si veo que mis responsables de equipo toman en serio la vacunación, sería más proclive a hacerlo.' Señales de liderazgo así pueden surtir más efecto que cualquier campaña de carteles.

Durante los próximos meses, el Departamento de Salud vigilará las cifras. No se trata solo de estadísticas: está en juego la protección de los pacientes, el funcionamiento de los equipos y una temporada posterior tranquila en las islas. Y sí: un desayuno saludable por la mañana al menos es un buen comienzo.