Dos concejales participando por videollamada desde un automóvil durante una sesión municipal

Conectados al volante: Petra debate qué hacer y qué no en las sesiones digitales

👁 2380✍️ Autor: Ana Sánchez🎨 Caricatura: Esteban Nic

Dos concejales siguieron una sesión por videollamada mientras conducían. En Petra eso provocó indignación, planteó cuestiones de seguridad y desató un debate sobre normas para participaciones digitales.

Cuando la sesión plenaria va en marcha: Petra pone el foco en normas de tráfico y cultura del pleno

Al caer la tarde del lunes, bajo el calor tranquilo de la Calle Major y el lejano repicar de la iglesia, se encendió una pequeña conversación vecinal. En el canal de la Televisió de Petra vieron vecinos, compradores del mercado y jubilados en casa cómo dos miembros del gobierno municipal seguían una sesión extraordinaria sobre el plan económico y financiero por videollamada —mientras iban conduciendo.

La cuestión central

¿Es esto acercarse a los ciudadanos o ya es una distracción peligrosa? Esta sencilla pregunta recorre el debate del pueblo desde la publicación de las imágenes. Las tomas muestran gestos con la mano, intervenciones breves y una participación activa en las votaciones —pero también un cinturón aparentemente sin abrochar y auriculares durante la conducción. En una localidad de unas 2.600 personas, algo así no permanece privado mucho tiempo.

Más que un desliz moral: peso jurídico y de seguridad

Expertos en seguridad vial advierten: las videollamadas al volante están prohibidas y suponen un alto riesgo. No solo las manos, también la vista y el oído se requieren —y en momentos críticos falta la atención completa. El problema es tan jurídico como cotidiano: ¿debería la participación en una sesión que sirve a la legitimidad democrática seguir reglas que vayan más allá de las normas generales de tráfico?

En muchos municipios ya se retransmite en directo para garantizar transparencia. Pero la cámara delata errores. Cuando cargos del pleno aparecen haciendo multitarea, surgen dudas sobre profesionalidad y prioridades —especialmente si se trata de decisiones presupuestarias.

La dimensión política: la confianza en un municipio pequeño

Més per Petra, la única bancada de la oposición, calificó el comportamiento de falta de respeto hacia el parlamento y los ciudadanos. Esas palabras duras reflejan no solo diferencias partidistas, sino un problema más profundo: la confianza. En un pueblo pequeño los rumores viajan rápido desde el bar hasta el mercado. Una imagen de dos concejales que parecen tomar decisiones importantes de forma casual minan la sensación de ser tomados en serio.

La coalición gobernante suele subrayar cercanía y accesibilidad. Pero la cercanía no puede sustituir a la presencia —y menos aún cuando está en juego la seguridad de terceros. Muchos vecinos recuerdan tiempos en los que las mociones se preparaban con bolígrafo y papel; puede parecer anticuado, pero para algunos es un símbolo de fiabilidad.

Lo que hasta ahora se ha dejado de lado

Los debates públicos suelen centrarse en acusaciones personales. Faltan tres aspectos: reglas técnicas claras para las participaciones digitales, sanciones internas comprensibles en caso de incumplimiento y una discusión sobre las consecuencias en servidores y protección de datos de las retransmisiones en directo desde la vía pública. Tampoco se trata suficientemente cómo gestionar de forma justa y transparente las situaciones excepcionales (por ejemplo, ausencias imprevistas por enfermedad).

Propuestas concretas —pragmáticas y locales

Petra no necesita una gran teoría, sino normas prácticas. Algunas propuestas que podrían funcionar en lugares similares:

- Registro de participación y lugar de conexión: Quien participe digitalmente deberá indicar el medio de participación (instalado en el ayuntamiento, desde casa o de forma móvil) en el acta.

- Prohibir el vídeo desde el vehículo: La participación móvil debería limitarse al audio; las transmisiones de vídeo solo desde lugares fijos y seguros.

- Requisitos técnicos mínimos: Conexión estable, micrófono que no obligue al uso de auriculares y una breve declaración de conformidad antes de la sesión.

- Código de conducta y sanciones: Un sencillo código de conducta que contemple advertencias o exclusiones temporales de las sesiones en caso de infracciones.

Estas reglas restablecerían el equilibrio entre transparencia y responsabilidad —y serían fáciles de integrar en el procedimiento existente.

Mirada al vecindario

En el día de mercado en la plaza, entre el sonido de las cestas y el olor de la ensaimada recién hecha, la reacción es mixta. Algunos ven prácticas las participaciones digitales; un comerciante comenta que si alguien está realmente retenido en algún lugar, es mejor esa alternativa que la ausencia. Otros comprenden la indignación: la política debe hacerse en el lugar, no en la autopista, dice con sequedad una pareja mayor.

Qué debería ocurrir ahora

La administración municipal anunció que examinará el asunto internamente. Es un primer paso. Mejor sería un diálogo abierto con la población: una breve asamblea ciudadana o la publicación de un acta con reglas claras aportaría más que las verificaciones internas. Porque en Petra no valen solo las palabras en papel —aquí las imágenes y los gestos perduran.

Petra es pequeña, sus calles son estrechas y las voces están cerca. Precisamente por eso merece la pena tener reglas claras: para la seguridad vial, para la forma de la presencia digital y para la confianza en la política municipal.

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