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Pisado de uvas en Binissalem: bata blanca, pies rojos y 13 toneladas de diversión

Pisado de uvas en Binissalem: bata blanca, pies rojos y 13 toneladas de diversión

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En la Fiesta del Vermar en Binissalem, ayer se pisaron uvas con los pies descalzos contra 13 toneladas de uvas. Hoy el espectáculo continúa a las 17:00, con música, risas de niños y la promesa de un nuevo vino.

Pisado de uvas en Binissalem: un festival que se entiende con los pies

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Ayer la ciudad vieja estaba llena, no solo de curiosos, sino de uvas. Unas 13 toneladas de bayas estaban apiladas, listas para el trabajo anual de pisar con los pies. Quien ya ha estado sabe: esto es menos un espectáculo, más una fiesta de suciedad desbordante con tradición.

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Hoy continúa: inicio a las 17:00 en Plaça Major (o algo parecido, siempre estoy un poco perdido y aun así encuentro el camino). Los participantes visten trajes blancos, se remangan los bajos de los pantalones y se adentran en el mar purpúreo de mosto. Los niños presionan la nariz contra las vallas, las abuelas dan vítores, y en algún lugar suena una banda con canciones mallorquinas desafinadas pero encantadoras.

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¿Por qué los pies, y qué pasa después?

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El pisado no es un fin en sí mismo: el mosto recién formado se procesa de acuerdo con la tradición. Se dice que el jugo regresa el próximo año como vino — una especie de suscripción culinaria. Muy práctico: la mayor parte se prensa en el lugar, de modo que del batido colorido al final surge algo tangible.

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Los aromas se mezclan: dulce olor a uvas, aroma a café de un puesto, a veces la parrilla. El aire en una tarde así tiene una cualidad que normalmente solo se encuentra en los días de feria — denso de conversaciones y risas.

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Participar, observar, mancharse

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Quien participa no necesita experiencia previa, solo buen humor y calcetines limpios (oh no, de todos modos no quedarán limpios). Hay pequeños concursos, mucho risas y la típica hospitalidad mallorquina: tras el pisado se comparte, se prueba, se charla.

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Para los visitantes: llegan a tiempo, porque los mejores sitios junto a las vallas suelen ser ocupados por familias. Lleven un pantalón de repuesto y prepárense para zapatos pegajosos si salen a pasear por detrás de una casa — después de todo estamos en una isla que conoce soluciones prácticas.

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Programa y llegada

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Todo el programa se desarrolla durante la fiesta Vermar de la villa — si quieren profundizar, encuentran la agenda en la página oficial del ayuntamiento. Aparcar puede ser estrecho, un recorrido corto por el pueblo es especialmente bonito: calles estrechas, tiendas de cerámica y cafés donde más tarde se sorbe jugo de uva rosado.

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Conclusión: es ruidoso, a veces caótico, a menudo pegajoso — y por eso mismo hermoso. Quien venga a Binissalem hoy a las 17:00 vivirá más que un simple baño de pies: vivirá comunidad, tradición y unas suelas rojas que probablemente seguirán recordando mañana.

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Si quieren fotos: sean rápidos. Las manchas de uva son buenos recuerdos, no souvenirs que duren para siempre.

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