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Prostitución oculta en Mallorca: Cámara oculta revela irregularidades en salones de masaje

Prostitución oculta en Mallorca: Cámara oculta revela irregularidades en salones de masaje

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Un equipo de reporteros extranjeros grabó encubiertos en varios salones de masaje de Mallorca y revela acusaciones de explotación, violencia y prostitución organizada. Las autoridades y las organizaciones de ayuda exigen reglas claras y una mejor protección para las personas afectadas.

Bajo la superficie: Qué ocurre detrás de algunas puertas

La semana pasada un equipo de documentalistas extranjeros mostró lo que muchos ya sospechaban: detrás de algunas vitrinas discretas de salones de masaje en Mallorca parece haber más que bienestar. El reportaje, grabado con cámara oculta, documenta ofertas claramente orientadas a servicios sexuales pagados. Quien pasó por Son Armadans o El Terreno anoche, ya escuchó las historias en la esquina de la calle.

Escenas concretas, declaraciones duras

En varias secuencias se mencionan precios y se muestran espacios que recuerdan más a dormitorios que a salas de tratamiento. Una entrevistada, cuya voz fue distorsionada por motivos de seguridad, habló de violencia física y de situaciones en las que las mujeres no podían decidir libremente qué servicios prestar. También describió castigos e intimidación — palabras que en Palma causan preocupación rápidamente.

La Policía explica que el marco jurídico es complicado: la prostitución en sí no está generalemente prohibida en España, pero tan pronto como terceros se benefician o se ejerce presión, entran las leyes de trata de personas y prostitución forzada. Las investigaciones son laboriosas, las testigos a menudo intimidadas. El resultado: muchos casos quedan en la oscuridad.

ONGs y vecinos exigen más protección

Trabajadoras sociales y organizaciones locales de ayuda nos dicen que redadas puntuales no son suficientes. Se requieren conceptos de protección sostenibles, opciones de denuncias anónimas y prevención en el lugar — por ejemplo, más trabajo callejero, personas de confianza en varios idiomas y opciones de alojamiento seguras cuando las personas afectadas son liberadas de situaciones de explotación.

En barrios como Son Armadans, en la Playa de Palma y también en partes de Magaluf, las condiciones no aclaradas durante años causan molestias en el vecindario. Los vecinos informan de mayor oscuridad frente a los locales y una sensación de que el ayuntamiento y la fiscalía a menudo intervienen tarde.

Es una balanza difícil: Por un lado está el deseo de seguridad jurídica y protección de las víctimas, por otro la realidad de un mercado laboral con gran presencia turística y zonas grises legales. Está claro: sin mejores instrumentos legales y sin estructuras de apoyo confiables, los problemas no desaparecerán. Y muchas personas aquí no quieren mirar hacia otro lado.

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