Fuera de casa en Sevilla fue un claro 0:3. Al descanso el partido ya estaba decidido, Mallorca sigue en el puesto 17 — la nerviosidad crece.
Derrota clara a domicilio en Sevilla
Una noche así probablemente nadie la esperaba en el viaje por la MA-20 hacia Palma. En cambio fue: 0:3 ante el Betis de Sevilla — y ya en el descanso el encuentro estaba prácticamente decidido. El equipo mostró especialmente debilidad en los desplazamientos defensivos; las pérdidas de balón se castigaron sin piedad.
La primera mitad trajo la decisión. El Betis marcó pronto y aprovechó los espacios que Mallorca dejó abiertos. En el descanso, en las catacumbas del Estadio Benito Villamarín, debió de haber cierto revuelo. La segunda mitad tampoco dio la vuelta al marcador: los jugadores isleños no encontraron la receta contra el juego tranquilo y contundente de los locales.
Lo que duele
No marcar ningún gol es siempre frustrante. Los ataques se disolvían a menudo en el área, las combinaciones parecían precipitadas. Fue notable que se perdieron jugadas a balón parado y segundas jugadas sencillas — y de ahí vinieron los goles. El entrenador Jagoba Arrasate afronta decisiones difíciles, porque tras once jornadas los mallorquines solo tienen nueve puntos y ocupan el puesto 17.
De regreso hacia Palma, en las habituales barras de tapas y ante televisores en la Plaça Major, se vieron muchas cabezas sacudiéndose. Aficionados que se habían desplazado hasta el aeropuerto o el puerto regresaban con las manos en los bolsillos, resignados. Un partido así queda marcado — no solo por los tres goles encajados, sino por la sensación de perder con demasiada frecuencia.
Mirando hacia adelante
Queda poco tiempo para lamerse las heridas. En pocos días llega el siguiente compromiso, esta vez de nuevo en el estadio de Son Moix. Allí los seguidores esperan respuestas: más agresividad en el centro del campo, una defensa más concentrada y una idea ofensiva más clara. Pequeños cambios en la alineación podrían ser suficientes para recuperar la estabilidad.
Aunque la clasificación provoca nervios, la temporada aún es larga. Pero seamos sinceros: si no llegan puntos pronto, la presión crecerá — sobre jugadores, entrenador y entorno. Para los aficionados ahora mismo significa, sobre todo, aguantar. Y sí, todavía tenemos un poco de esperanza. El fútbol a veces es brutal. Y a veces sorprendentemente misericordioso. Esperemos lo último — preferiblemente ya en el próximo partido en casa.
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