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Extraño robo en Son Ferriol: más de 80 aves ornamentales robadas de una finca

Extraño robo en Son Ferriol: más de 80 aves ornamentales robadas de una finca

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En Son Ferriol, durante una noche desaparecieron más de 80 aves ornamentales de una jaula grande. Para los propietarios, son familia: las investigaciones están en curso.

Más de 80 aves desaparecidas sin dejar rastro: un caso que exige respuestas

Durante la noche del lunes, un hombre de Son Ferriol notó que algo no estaba bien en su pequeña finca: la pesada puerta de la gran jaula de aves estaba abierta, las perchas yacían en el suelo y, de un momento a otro, más de 80 aves ornamentales habían desaparecido. Fue, dice, como un golpe — no por el dinero, sino por los animales que había criado durante años.

“Para mí son como hijos”

El propietario, que mantiene aves desde hace más de una década, describe el vínculo de forma breve y sincera: sus animales le han hecho compañía, algunos incluso dormían en su hombro. Su novia, que también está allí, busca especialmente a un loro llamado Muyi — supuestamente un verdadero personaje: canta, baila, se queda en la cabeza. Ambos han compartido fotos en las redes sociales, esperan pistas y hacen un llamado a la vecindad: ¿quién vio un camión de reparto o faros brillantes el domingo por la noche alrededor de las 01:30?

En el lugar, dos vecinos comentan que oyeron pasos más fuertes y un zumbido como de un motor; más tarde, unos faros se encendieron en la calle. Una vecina llamada Carmen llamó a la policía después de notar por la mañana que la jaula no estaba cerrada. Detalles pequeños, dice, que ahora se suman y tal vez algún día den una pista.

¿Acción dirigida? La policía sospecha planificación

La policía local ha iniciado las investigaciones. Debido a la selección dirigida “de los mejores pájaros” y al valor estimado en un rango de cuatro cifras, se sospecha un acto premeditado. La recopilación de pruebas y los testimonios serán evaluados. Mientras tanto, los propietarios cuidan de los más de 60 animales que quedaron y tratan de mantener la calma en el grupo, una tarea que tras una noche así es más difícil de lo habitual.

No es solo una pérdida material: para personas como Martín y Leisa, las aves son parte de la vida diaria, de la rutina y del consuelo. La esperanza ahora está en la comunidad: denuncias, avisos en grupos en línea y vigilancia en garajes, almacenes y anuncios clasificados. Si alguien vio algo, que se ponga en contacto: un pequeño indicio puede ayudar a devolver a Muyi y a los demás.

Qué se puede hacer: revisar fotos, denunciar ofertas sospechosas, preguntar a los vecinos. A veces basta con un nombre, una matrícula o una pista de un grupo de WhatsApp para cerrar una brecha. Y hasta entonces, la espera se hace larga, especialmente con una taza de café fuerte y la mirada puesta en las perchas vacías.

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