Un robot en Son Espases promueve la donación de sangre en español y catalán

Un robot en Son Espases promueve la donación de sangre en español y catalán

👁 2345✍️ Autor: Adriàn Montalbán🎨 Caricatura: Esteban Nic

En el recinto del hospital Son Espases se ha instalado una pantalla móvil que informa a las personas sobre la donación de sangre y plasma —en español y catalán— y permite reservar cita directamente.

Un robot en Son Espases promueve la donación de sangre en español y catalán

En la entrada y en los amplios pasillos del complejo hospitalario de Son Espases ha llamado la atención desde hace poco una visitante poco habitual: una pantalla informativa autónoma que circula y se dirige a pacientes, acompañantes y personal. El pequeño robot rueda silenciosamente junto al aroma del café de la cafetería del hospital, se detiene frente a las salas de espera y muestra en su pantalla táctil vídeos breves, textos informativos y la posibilidad de concertar directamente una cita para donar sangre o plasma.

El dispositivo habla los dos idiomas más usados en la isla: español y catalán. Quien selecciona un idioma en la pantalla ve vídeos explicativos, indicaciones sobre los requisitos para donar y los horarios de las unidades de donación. Algunos visitantes tocan la pantalla tímidamente al principio y luego con más decisión: a los más jóvenes les interesa sobre todo la posibilidad de reservar la cita en línea, mientras que las personas mayores prefieren ver los clips cortos y hablar con la enfermera que está a unos metros en la recepción.

Para el personal del hospital no es un competidor, sino un apoyo. La rutina del día a día en las plantas —el ruido de las camillas, la organización de turnos, las conversaciones junto a la cama— sigue igual, pero la primera información sobre la donación de sangre la ofrece ahora con más frecuencia el robot. Eso aligera puntualmente la carga del personal de recepción y aumenta la visibilidad de las reservas, que en un invierno con muchos casos de gripe pueden escasear.

La función interactiva para reservar cita resulta especialmente práctica: quien llega, elige el hueco, introduce un número de teléfono y recibe una confirmación. Esto reduce desplazamientos y preguntas. Además, la acción no solo alcanza a las personas que de por sí están en el hospital: acompañantes, proveedores y visitantes también se informan —a menudo son personas normales del barrio o del trabajo las que, tras una breve conversación, fijan una cita de forma espontánea.

Desde la perspectiva de Palma, el dispositivo es un pequeño experimento con efecto simbólico: según fuentes del hospital, es el primero de su tipo en España, y en el futuro se prevé desplegar robots similares en hospitales de las islas vecinas. En Mallorca la repercusión puede ser diferente: la isla es lo bastante pequeña como para que las buenas ideas se difundan con rapidez entre localidades. Una pantalla móvil que llega a la gente en dos idiomas encaja bien en una isla que a diario conecta turismo, trabajadores pendulares y residentes.

Una escena cotidiana y cálida muestra cómo se recibe la nueva oferta: en una mañana templada, un hombre mayor se apoya en la barandilla cerca de la entrada principal, lee con atención la información y, de forma casual, le cuenta a una joven a su lado que antes solía donar con regularidad —ambos sonríen cuando el dispositivo muestra un recordatorio sobre la duración de una donación de plasma. Encuentros pequeños como esos, que suelen producirse entre puertas y esperas, reciben con el robot una invitación a participar.

Se puede imaginar hacia dónde puede conducir esto: estaciones informativas móviles similares en estaciones de tren, en centros de salud de los pueblos o en los mercados podrían complementar el ya notable compromiso de los donantes locales. Para los responsables en Baleares, la tecnología es sobre todo una herramienta pragmática: información, accesibilidad y posibilidad de reserva en uno —y en los dos idiomas que mejor funcionan aquí.

Para Mallorca representa una pequeña pero visible mejora en la vida cotidiana sanitaria. No es una gran promesa, sino un empujón práctico: un dispositivo que alcanza a las personas donde están —frente a la cafetería, entre citas o de camino hacia fuera— y les hace un poco más fácil dar el paso hasta la próxima donación.

Perspectivas

Si las pantallas rodantes demuestran su eficacia, la idea podría saltar en los próximos años a las islas más pequeñas y acompañar a otras campañas de salud. En cualquier caso, queda la sensación: en Mallorca surgen ideas que facilitan la vida diaria, a veces de forma silenciosa y sobre ruedas.

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