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Paseos en buggy en Randa: respeto, reglas y ruido

Paseos en buggy en Randa: respeto, reglas y ruido

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Las rutas fuera de carretera alrededor de Randa brindan diversión, pero también generan conflictos: los operadores destacan los controles, los vecinos ven el tráfico con recelo.

Entre adrenalina y quejas de los vecinos

Una mañana de finales de verano en la zona industrial de Son Oms, poco después de las 9, están ahí: filas de buggies, algunos todavía manchados de barro, otros casi recién salidos del showroom. El aire hierve a unos 31 grados; en algún lugar, un repartidor compra su tercer café. Turistas con gafas de sol y sandalias suben — alemanes, un par de franceses y españoles. Yo estuve allí y observé el recorrido.

Cómo es una ruta guiada

El grupo recibe una breve instrucción: reglas de comportamiento, walkie-talkies y que se debe permanecer detrás de un vehículo acompañante. Luego se enciende el sonido de los motores de inmediato, no hay deslizamiento suave. Los buggys sacuden, aceleran y traen una mezcla de emoción y fantasía: zigzags hacia arriba, el mar a la derecha, pinos a la izquierda. A 542 metros, en el monasterio en el Randa, la troupe hace una pausa. Vistas, fotos, botellas de agua — un breve respiro.

Continuamos hacia una pequeña cala. Allí se chocan el sonido de los motores y el silencio de la naturaleza: el eco de la columna contra las rocas hace que los transeúntes salten; en el estacionamiento arenoso se levanta polvo. En el camino de regreso, en Palma, un mecánico me cuenta que los vehículos se revisan regularmente —tanto internamente como en la oficina de registro.

Reglas, control y crítica

El operador, un arrendador de habla alemana, enfatiza que hay registradores GPS en los vehículos y que los grupos se mantienen pequeños para limitar la temeridad y la velocidad. Dice que la mayoría de los proveedores cumplen las pautas; lo problemático son sobre todo los viajes privados en quads que se adentran fuera de las carreteras hacia zonas sensibles. Comprensible, pienso: los vecinos están irritados, los conservacionistas alertados.

Quedan muchas preguntas: ¿Es suficiente ponerse el cinturón sin cascos? ¿Qué tan exhaustivos son los controles? Iniciativas políticas locales en el este de la isla ya han propuesto restricciones, después de que se haya acumulado la irritación por los paseos off-road ilegales.

Mi impresión

Vi a gente que se divertía claramente, y a operadores que insistían en el orden. Pero también percibí tensiones: un pueblo que quiere tranquilidad y visitantes que buscan ruido y aventura. Una solución necesita reglas claras, controles consistentes y un poco de respeto mutuo. Hasta entonces, sigue siendo un capítulo ruidoso y polvoriento en la historia del turismo de Mallorca.

Etiquetas: Buggy, Monte Randa, Protección de la naturaleza, Fuera de carretera, Turismo

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