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Venganza en el hospital: empleada borra datos de embriones — prisión y prohibición profesional

Venganza en el hospital: empleada borra datos de embriones — prisión y prohibición profesional

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Una empleada administrativa del hospital Son Llàtzer borró en 2023 cientos de registros del registro de embriones. Ahora está ante el tribunal: pena de prisión y prohibición profesional.

Un caso inusual en Son Llàtzer

Lo que parece un mal thriller ocurrió en noviembre de 2023 en Palma: una empleada administrativa fija del hospital Son Llàtzer utilizó sus credenciales para borrar grandes partes del registro de embriones y óvulos congelados. El asunto saltó a la vista pocos días después y ahora ha llegado ante la justicia, generando repercusión.

Qué exactamente se borró

Según datos del proceso, se eliminaron entradas de alrededor de 1712 embriones y unas 414 óvulos de la base de datos. La mujer explicó que la acción se debió a la anunciada transferencia a otro centro, enfadada por el cambio, así reza el núcleo de la acusación. Ante el tribunal, admitió la manipulación y declaró ser responsable penal y civilmente.

Sentencia y consecuencias

El tribunal dictó una pena de prisión de un año y medio; además, la acusada recibió una prohibición profesional de igual duración. A la vista de su confesión, aceptó la sentencia para no prolongar el procedimiento. En una breve declaración, todo resultó más bien como un arrebato con consecuencias fatales, al menos sobre el papel.

Por qué los pacientes no salieron perdiendo

Por suerte en la desgracia: el departamento de TI del hospital había realizado regularmente copias de seguridad. Estas copias permitieron la restauración de los datos, de modo que, según la dirección del hospital, la asignación de embriones y óvulos a las parejas correspondientes nunca se perdió realmente. La dirección calificó el incidente como aislado y señaló que no hubo daños biológicos en las muestras. Si eso es consuelo para las familias afectadas, es otro asunto.

Qué queda

En los pasillos de Son Llàtzer, entre la cafetería y la administración, todavía discuten los empleados sobre confianza, derechos de acceso y controles. El caso sirve como una advertencia: los archivos digitales y las debilidades humanas son una combinación de riesgo. Las autoridades hablan ahora de controles más estrictos y de una revisión de los protocolos de ciberseguridad, y algunos colegas cuentan a puerta cerrada sobre turnos y cambios de personal que recuerdan más a mechas que a cuestiones organizativas.

Un caso que invita a la reflexión: los datos no son solo bits: para muchas personas representan esperanzas, nombres y planes.

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