En un fin de semana, vecinos y espeleólogos recogieron basura de la Cova de Cala Petita: vidrio, plástico y pequeños objetos, muchos de ellos de los años 80 y 90. La acción se repetirá regularmente.
Voluntarios retiran basura de décadas de antigüedad de la Cova de Cala Petita
Portocristo muestra cómo los vecinos mantienen limpias la playa y la cueva
A primera hora del sábado, cuando los barcos de pesca aún se mecían suavemente en el puerto y el aire olía a mar y a caliza húmeda, un grupo de voluntarios se reunió sobre la pequeña cala de Cala Petita. Algunos llevaban guantes de trabajo viejos, otros una linterna frontal en la bolsa: el ambiente era más bien pragmático que grandilocuente.
Junto con miembros de la Federación de Espeleólogos de las Baleares entraron en la Cova de Cala Petita y sacaron botellas de vidrio, restos de plástico e innumerables objetos pequeños de las grietas y pequeñas cavidades de la cueva. Muchas de las piezas encontradas pudieron datarse aproximadamente: envases, botellas y latas que claramente pertenecen a los años 80 y 90. En aquella época no era raro en la isla tirar residuos en agujeros o cuevas; ahora esos recuerdos de otros tiempos yacían en sacos a la entrada de la cavidad.
La acción no fue un gran evento con banderas, sino un acto práctico: recoger basura, clasificarla y desecharla correctamente. Algunos ayudantes arrastraron fragmentos de vidrio hasta la carretera, otros documentaron hallazgos inusuales. Se percibía un sentido de responsabilidad por el lugar: por la cala, los acantilados y también por los animales que viven allí.
Quien pasara un soleado domingo por el paseo marítimo de Portocristo podía ver las labores de remate: sacos llenos al borde de la carretera, un rudimentario montón de piezas metálicas viejas y conversaciones sobre fechas de recogida para el próximo año. En el pequeño quiosco de enfrente, los voluntarios tomaron más tarde un café —el sonido de las olas, las voces y las gaviotas formaba el telón de fondo de una satisfacción contenida.
¿Por qué es esto relevante para Mallorca? Este tipo de intervenciones protege hábitats sensibles. Las cuevas de caliza son refugio para murciélagos, pequeños crustáceos e insectos raros. El plástico y el vidrio no sólo ponen en peligro a la fauna, sino que también cambian la percepción del lugar por parte de visitantes y residentes. Mantener limpios estos espacios no es solo una cuestión estética; conserva hábitats y mejora el microclima en puntos delicados de la costa.
La participación de espeleólogos no es casual: aportan experiencia en trabajo seguro en espacios estrechos, saben dónde es mejor no tocar y cómo documentar hallazgos sin dañar la geología. Estas colaboraciones entre vecinos y especialistas son un buen modelo para pequeños proyectos en toda la isla.
Ideas concretas que surgieron en la reunión del grupo: acciones de limpieza periódicas en primavera y otoño, puntos de recogida claros en el aparcamiento sobre la cala, carteles en los senderos con información sobre la correcta gestión de residuos y material de protección sencillo para los voluntarios —guantes, pinzas para basura y sacos resistentes. También se propuso llevar un mapa con "puntos calientes" para que futuras intervenciones sean más eficientes.
Para los lectores que quieran participar: con calzado cómodo, guantes y una chaqueta suele bastar. Quienes deseen inscribirse en trabajos en cuevas deberían hacerlo a través de grupos locales o de la federación; por razones de seguridad, algunas zonas sólo son accesibles con personas experimentadas. Una hora ya ayuda, y unas pocas personas en el lugar adecuado logran mucho.
El día en Portocristo fue una pequeña pero palpable muestra de cómo puede ser la ayuda vecinal: sin grandes palabras, con trabajo que perdura. Cuando después se mira la cala y se ve el hueco que dejaron los sacos recogidos, se recuerda la imagen de tertulia de la isla y lo sencillo que resulta mantener limpia la propia esquina.
Perspectiva: El grupo planea más acciones; la idea es repetir la actividad trimestralmente e implicar actores locales —clubes de buceo, escuelas y el ayuntamiento. Pequeños pasos, realizados con constancia, marcan la diferencia: menos basura en las cuevas, más espacio para la naturaleza y una cala más limpia para todos.
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