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Agua, nubes y huellas de espátula: Nueva exposición en la Galería Minkner

Agua, nubes y huellas de espátula: Nueva exposición en la Galería Minkner

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En Santa Ponsa se inaugura una exposición pequeña y cuidada: Ulrike Schmelter presenta obras abstractas sobre el agua y las nubes, modeladas capa a capa con la espátula.

Capa por capa: no es una foto, sino una sensación

El viernes por la noche merece la pena acercarse a Santa Ponsa. En la Galería de Arte Minkner, en la Avda. Rey Jaime I, 109, cuelga desde el 5 de septiembre una nueva serie de obras que no se olvidan tan rápido. La artista Ulrike Schmelter se centra en dos temas simples pero complicados: el agua y las nubes. No es un apunte fotorealista, sino estados atmosféricos.

Cómo nace lo hecho

Lo que destaca: aquí no se usa un pincel fino, aquí trabaja una espátula. Capas de color líquido se aplican, se distribuyen y de nuevo son modeladas por la artista. Las capas repetidas crean una profundidad que casi se puede sentir al acercarse. La superficie permanece viva, abierta, con rastros visibles del movimiento — la sensación de humedad, aire y densidad.

Schmelter ha unido tal vez matemáticas y pintura en la cabeza — en cualquier caso se ve cálculo y valentía a la vez. Vive entre Berlín y Denia y muestra sus obras desde hace años en ambos lados del Mediterráneo. Quien guste de una mezcla de severidad nórdica y colorido mediterráneo, quedará intrigado.

Inauguración y duración

La inauguración se celebra el viernes 5 de septiembre. Recibirán a los invitados entre las 17:00 y las 20:00. Después, la exposición estará abierta hasta el 16 de octubre. La Galería Minkner es un espacio reducido —ideal para obras que desarrollan su impacto con tranquilidad. Sin multitudes, sin largas colas; simplemente entre, mira, y quizá charla un momento con la propietaria, que siempre tiene buen ojo para la instalación.

Estuve cerca de la apertura en la calle: algunos habitantes locales empujaban a sus perros, en una cafetería olía a café fuerte, y la tarde soleada hacía que la acera quedara bañada en una luz cálida. Esas pequeñas escenas cotidianas encajan bien con las imágenes, porque también hablan del momento — del ambiente, no del detalle.

¿Por qué ir?

Porque las obras son distintas de lo que suele verse: no es una pintura de paisaje puramente, ni una típica imagen de nubes. En su lugar, una reducción del material y del proceso. Quien venga con ojos abiertos descubrirá en las capas huellas de viento, gotas y tiempo. Y quien simplemente quiera pasar una velada tranquila, verá algo que perdura en la memoria.

Información práctica al final: la inauguración abre a las 17 h — recomiendo llegar un poco antes, tomar un último café en la esquina y entrar con una mirada fresca.

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