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Son Amar seguirá abierto en Bunyola: nuevo concepto para la emblemática sala de eventos

Son Amar seguirá abierto en Bunyola: nuevo concepto para la emblemática sala de eventos

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La histórica ubicación Son Amar en Bunyola seguirá en funcionamiento. Tras una reestructuración, el equipo se centrará en adelante en eventos corporativos y celebraciones sociales.

Son Amar: un rincón de Mallorca que sigue vivo

Quien atraviese Bunyola reconocerá la propiedad al instante: muros antiguos, jardines cuidados y ese toque ligeramente teatral en el interior. Buenas noticias para quienes planean aquí sus bodas, celebraciones de empresa o presentaciones de productos: Son Amar se mantiene, aunque con una forma diferente.

Nueva dirección tras un año difícil

La familia propietaria del recinto ha realizado muchos cambios en los últimos meses. Tras el fallecimiento de Margaret Whittaker en febrero, su hijo Dominic Miles asumió la dirección junto a Paul Abrey. No prometieron milagros, sino soluciones prácticas: menos fiestas multifunción y, en cambio, ofertas más dirigidas a eventos empresariales y sociales.

Al principio suena sobrio, pero es un plan realista de salvación. El respaldo financiero que durante años marcó el clima operativo ya no existe, por lo que fue necesario reestructurar. Se han reorganizado los espacios, simplificado los planes de ejecución y fusionado algunos servicios. Para los organizadores esto significa: paquetes más claros, mayor profesionalidad y, con suerte, menos caos el día del evento.

Qué se mantiene y qué cambia

El escenario opulento perdura: suelos de mármol, candelabros y los extensos jardines no han sido recortados. Más bien, el equipo apuesta por posicionar la finca como un escenario exclusivo para celebraciones empresariales, galas y recepciones privadas. Han permanecido pequeños detalles locales: el romero en la entrada, la escalera de piedra hacia la terraza —eso hace que Son Amar resulte familiar.

Al mismo tiempo se ofrecen menos fiestas espontáneas. Quienes pensaban en noches de club desenfrenadas deben reorientarse. A cambio, los planificadores de eventos ganan una ubicación con procedimientos claros, socios de catering y un equipo más estable que lleva meses trabajando entre bastidores.

Una sensación de alivio

En el lugar se percibe una mezcla de nostalgia y alivio. Viejos clientes habituales recuerdan celebraciones familiares de décadas pasadas; otros relatan llamadas nerviosas en las últimas semanas. Ahora, con la nueva orientación, el equipo respira con alivio, en parte porque las ofertas claras proporcionan seguridad a la hora de planificar.

Que Son Amar recupere su antiguo brillo como punto de encuentro de la isla dependerá de varios factores: qué tan bien funcione la nueva estrategia, qué socios se consigan y cuán flexible sea la respuesta al mercado. Las primeras reservas, sin embargo, indican que es posible.

Así, se conserva un fragmento de la cultura de eventos mallorquina —aunque con un ritmo algo distinto.

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