Calles de Palma con turistas y maletas que representan el debate sobre los alojamientos turísticos en Mallorca

Airbnb pone orden: qué significa realmente la suspensión desde octubre para Mallorca

👁 4278✍️ Autor: Adriàn Montalbán🎨 Caricatura: Esteban Nic

A partir de mediados de octubre, Airbnb planea eliminar miles de anuncios en Mallorca que no tengan un número VUT válido. ¿Qué supone esto para los anfitriones, los vecinos y la economía de la isla — y qué efectos secundarios pueden surgir en la vida cotidiana?

¿De qué se trata?

A partir de mediados de octubre, Airbnb pretende retirar de su oferta en Mallorca todos los apartamentos turísticos que no muestren un número de registro (VUT) o una autorización válidos. A raíz de la presión desde Madrid y con el apoyo del Govern balear y del Consell de Mallorca, los anuncios sin una legitimación clara deberán desaparecer. Para muchos vecinos de los cascos históricos es un pequeño triunfo contra las orgías nocturnas de ruido y el constante flujo de inquilinos. Pero la cuestión central sigue siendo: ¿traerá esta medida alivio real al mercado de la vivienda — o creará nuevos problemas?

¿Por qué actúan ahora las plataformas?

Las autoridades están hartas: las estimaciones dicen que hasta un 40 % de los anuncios en Mallorca no cumplen las normas. Los casos en Ibiza, donde ya se han eliminado más de 2.800 anuncios, funcionan aquí como advertencia. En Palma se escucha en las noches suaves el murmullo de los bares de Santa Catalina y el golpeteo de las maletas sobre los empedrados de La Lonja; los residentes ya no lo ven como una escena romántica, sino como una realidad cotidiana que ha transformado la vida residencial.

¿Qué se suele pasar por alto?

El debate se centra rápidamente en culpas — plataformas contra autoridades, turistas contra locales. Menos visibles quedan tres problemas: primero, la barrera administrativa para los pequeños arrendadores, que aunque estén al día fiscalmente pueden tener un número erróneo o faltante en los anuncios. Segundo, el riesgo de que reservas se cancelen a última hora y familias o trabajadores se queden sin alojamiento. Tercero, un posible mercado negro si los anuncios se trasladan a otros canales o aumentan los alquileres encubiertos.

¿A quién afectará especialmente la medida?

Los pequeños arrendadores en el campo y en barrios residenciales son vulnerables. Muchos no cuentan con una gestión profesional y renovaron una antigua casa para poder pagar las cuotas. Ana, de Santa Catalina, que invirtió en un piso y mantiene sus papeles en regla, está tranquila. Otros, que llevan años recibiendo huéspedes por acuerdos verbales o anuncios antiguos, están presionados. La atmósfera de la isla cambia no solo por las normativas: un dueño de café en Portixol suspiró la semana pasada — no por el viento del mar, sino porque varios huéspedes de larga estancia cancelaron de repente.

¿Qué efectos son probables — a corto y medio plazo?

A corto plazo habrá inquietud: viajes reservados pueden reprogramarse o cancelarse, servicios locales como traslados al aeropuerto y empresas de limpieza sufrirán pérdidas de ingresos. Los restaurantes en temporada baja temen caídas de facturación porque muchos clientes llegan a través de alojamientos privados. A medio plazo, los datos podrían estar más limpios para los planificadores: las autoridades obtendrán cifras más comparables, la planificación municipal se beneficiará y el parque de vivienda podría alivianarse — pero solo si la aplicación es coherente y coordinada.

Oportunidades concretas y soluciones

Para que la medida no sea solo simbólica, se necesita más que borrados:

1. Re-registro accesible: Puntos de atención móviles en el ayuntamiento, formularios online simplificados y una lista de verificación clara para los arrendadores podrían legalizar muchos casos con rapidez.

2. Periodos transitorios y ayudas por casos de necesidad: Los pequeños oferentes necesitan tiempo y apoyo — por ejemplo, asesoramiento en los centros vecinales de Palma.

3. Datos y mapas transparentes: Un registro público y consultable con entradas claras ayuda a vecinos, planificadores y visitantes por igual.

4. Sanciones dirigidas en lugar de sospecha general: Controles eficaces, multas combinadas y promoción de vivienda son más efectivos que suspensiones indiscriminadas.

¿Qué pueden hacer ahora anfitriones y huéspedes?

Consejos prácticos: los anfitriones deberían comprobar de inmediato su número VUT, actualizar los anuncios y, si hace falta, subir fotos de los documentos. Quien tenga dudas debería llamar al ayuntamiento local — muchos municipios ya ofrecen ayuda. Para los huéspedes: fijarse en el número de registro en el anuncio y preguntar antes de reservar. Y: planificar con flexibilidad, la isla está cambiando.

La medida no es un paseo por las calles de Palma, pero es un paso en la dirección correcta. ¿Resolverá todo? Probablemente no. Pero a mediados de octubre veremos cuántas entradas desaparecen, cuántos anfitriones se regularizan — y si la política insular encuentra después mejores soluciones para el mercado de la vivienda. Entre el tañido de las campanas en Son Espases y el viento en el Passeig de Born, es razonable esperar que la administración y la comunidad den ahora pasos adicionales.

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