Calles de Mallorca durante una ola de calor, con persianas bajadas y gente buscando sombra.

Alerta por calor en Mallorca: cómo turistas y residentes afrontan casi 40 °C

👁 6752✍️ Autor: Lucía Ferrer🎨 Caricatura: Esteban Nic

La isla hierve con casi 40 °C. Preguntamos en Palma, Campos y junto al mar: unos confían en el helado, otros en paseos nocturnos.

Cuando la isla hierve: casi 40 °C y qué hacer al respecto

Este fin de semana de agosto Mallorca se siente como un gran horno. El aire está inmóvil, las calles de hormigón arden poco después del mediodía y el termómetro roza la marca de los 40 °C. En Palma, en el Passeig del Born y en el puerto, se repiten las mismas estrategias: salir temprano o salir tarde. Entre medias toca cerrar las ventanas, bajar las persianas y poner el aire acondicionado en modo ahorro.

Dónde se esconden las personas

He hablado en cafeterías, en el Paseo Marítimo y frente a pequeñas heladerías con gente. Sofie, que vive en la isla desde hace años, se ríe: «¿Mi plan para el fin de semana? Helado. Mucho helado.» Se queda en casa, se zambulle en la piscina de vez en cuando y evita el sol del mediodía. No es especialmente sorprendente, pero sí honesto.

Sabine y Maja de Colonia, en cambio, cambian la tumbona por paseos por la ciudad. Ambas dicen que prefieren descubrir Palma a la sombra antes que achicharrarse horas en la playa: vestidos ligeros, botella de agua, buscar la siguiente calle con sombra — y respirar.

Markus, que pasa parte del año en Campos, tiene otra táctica: bicicleta a primera hora, piscina por la tarde y por la noche una copa en la terraza. Su piscina ya ronda los 30 °C —un poco como una bañera caliente, dice— pero mejor que el bochorno extremo.

Vida nocturna en lugar de asarse al mediodía

Muchas mallorquinas como Alicia y Cosma trasladan las actividades a las horas vespertinas. Después de las 20:00 la rambla y las chiringuitos vuelven a llenarse; la gente pasea, cena y celebra con una brisa más agradable. Quienes prefieren más tranquilidad van al mar poco después del ocaso: el agua sigue cálida y el aire resulta más llevadero.

Y luego están los visitantes que se mantienen flexibles: Anna y Monika de Bremen empiezan el día en Palma y deciden más tarde si van a la playa. Adrian y Carlotta de Colonia se toman un Campari junto al mar y opinan que una piscina bien cuidada a veces vale más que una hamaca llena.

Algunos consejos prácticos

¿Qué queda como conclusión? Planear las actividades alrededor de las horas más frescas. Llevar ropa ligera y de colores claros, beber con regularidad y no olvidar la protección solar. Pequeños comercios con ventiladores y heladerías se convierten de repente en los mejores aliados. Y si todo se vuelve demasiado: busca la sombra o el mar más cercano.

No hay que entrar en pánico, pero sí respetar el calor. Mallorca está acostumbrada, pero los días extremos nos ponen a prueba a todos. Un consejo final: prueba una de las muchas gelaterías del casco antiguo —a veces un buen helado de limón salva la tarde.

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