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Batalla de agua frente a la Catedral de Palma: Rojo contra Amarillo en Parc de la Mar

Batalla de agua frente a la Catedral de Palma: Rojo contra Amarillo en Parc de la Mar

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Hoy a partir de las 17:00, locales y visitantes se reúnen en Parc de la Mar para la tradicional batalla de agua entre las familias Canamunt y Canavall – un espectáculo colorido para mayores y pequeños.

La batalla de agua frente a la Catedral de Palma atrae de nuevo a numerosos espectadores

Esta tarde Parc de la Mar volverá a estar festivo y mojado: a partir de las 17:00 dos equipos se enfrentarán en una gran batalla de agua justo delante de la catedral de Palma. Lo que suena inofensivo tiene tradición: se cuenta una antigua rivalidad de las familias nobiliarias Canamunt y Canavall del siglo XVII. Solo que esta vez no chocan espadas, sino cubos, pistolas de agua y mucha risa.

He estado allí varias veces: la mezcla de turistas, vecinos y familias es extrañamente hermosa. Algunos traen cubos de plástico, otros llevan toallas preparadas. Los niños corren descalzos sobre las piedras, mientras los visitantes mayores con un café en la mano miran. En la orilla huele a mar; algunos vendedores callejeros tienen hoy aperitivos y bebidas frías a la venta — típico de una tarde de final de verano en Palma.

Así transcurre la batalla

Las reglas son simples: dos equipos – los Rojos frente a los Amarillos – se enfrentan. Agua como munición, cubos para recargar. Se trata más de espectáculo que de competición; la puesta en escena es colorida y suele ir acompañada de música. Los organizadores y la policía local aseguran distancia y seguridad para que nadie caiga por las empedradas escaleras mojadas. Buen ambiente, pero también límites claros: quien se sienta inseguro, se mantiene en la orilla.

Consejos para visitantes

Unos consejos prácticos por si aún quieren ir: póngase zapatos viejos o lleve ropa de cambio. Una toalla ligera y una bolsa de plástico para cosas mojadas son muy útiles. Si quiere tomar fotos, proteja la cámara; hoy todo se va a mojar. Si viene con niños, acuerde un punto de encuentro; entre la multitud y el agua es fácil perderse.

El evento ya tiene estatus de culto. Algunos locales recuerdan cómo empezó el espectáculo en una escala menor; hoy es un punto fijo en el calendario festivo de Palma. Quien llegue temprano, conseguirá un asiento en la balaustrada con vistas a la catedral; más tarde la gente se mezcla hasta el paseo junto al agua.

Al final queda el pequeño desorden familiar: zapatos mojados, caras risueñas y la eterna pregunta de quién habrá ganado esta vez. Si va a pasar por allí de forma espontánea: diviértase y tenga un poco de valor para mojarse. Y si quiere volver a casa limpio: el Paseo está a solo un breve paseo; los cafés de allí también secan el ánimo de los visitantes.

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