Juicio por el desplome de una terraza en Playa de Palma

Proceso de Playa de Palma: ¿Quién asume la responsabilidad tras el desplome de la terraza?

👁 17342✍️ Autor: Ana Sánchez🎨 Caricatura: Esteban Nic

En el juicio por el desplome de una terraza en Playa de Palma, el propietario del club declaró que no sabía de defectos y que había realizado pagos. Sin embargo, siguen sin resolverse preguntas clave sobre la responsabilidad en materia de construcción, las inspecciones y posibles fallos estructurales en el sistema.

Proceso de Playa de Palma: ¿Quién asume la responsabilidad tras el desplome de la terraza?

Es una fresca mañana de noviembre en el paseo de la Playa de Palma; el viento trae el olor salino del mar y el lejano murmullo de las olas se mezcla con el crujido de pasos en la acera. En la sala del tribunal en Palma está sentado un hombre cuya terraza en la azotea se desplomó en mayo de 2024 y en el suceso perdieron la vida cuatro personas. Es el gestor del beach club: hoy testifica que 'no sabía nada'.

La pregunta central: ¿conocimiento o negligencia?

Con esa afirmación se juega mucho. La defensa destaca la diligencia: se han presentado informes de verificación, controles de seguridad y la aportación de 250.000 euros como apoyo económico para heridos y familiares. Pero la pregunta clave permanece, repetida en la sala: ¿fue eso suficiente, o se pasaron por alto señales de aviso —por desconocimiento, descuido o fallos sistémicos?

Escena frente al tribunal: Familiares sostienen fotos en las manos, algunos permanecen en silencio en grupos; un vecino mayor respira hondo y susurra que por fin 'se hará justicia'. Es esa mezcla de duelo, ira y búsqueda de claridad la que marca el ambiente.

Responsabilidad en materia de construcción: más que un nombre en un cartel

La situación legal es compleja: ¿quién responde cuando una estructura falla: el propietario, el gestor, la arquitecta, la constructora o la autoridad que otorgó la licencia? En los expedientes se examinan permisos, actas de recepción y la cuestión de si la terraza se consideró una construcción permanente autorizada o una ampliación temporal. Esa distinción no es sólo formal: determina los intervalos de inspección, responsabilidades y aspectos de las aseguradoras.

Frecuentemente se discute poco el papel de los organismos privados de control: ¿quién encarga las comprobaciones y quién supervisa a esos inspectores? Cuando se presentan informes técnicos a posteriori, ofrecen poca certeza sobre el estado justo antes del accidente. La imprecisión entre revisiones rutinarias, controles aleatorios y peritajes verdaderamente independientes favorece zonas grises.

Los 250.000 euros: ¿un gesto de humanidad o un reconocimiento tácito?

La provisión de una suma para las víctimas es comprensible desde lo humano, pero en el tribunal se debate si eso equivale a asumir responsabilidad o es sólo una ayuda práctica. Los pagos pueden aliviar el sufrimiento, pero no suplen la clarificación jurídica de las causas ni la prevención estructural para que no vuelva a ocurrir.

Lo que suele quedar fuera del debate público

Hay tres aspectos que han recibido poco espacio hasta ahora: primero, la carga de trabajo de la inspección municipal de obras, que en zonas turísticas compagina solicitudes y denuncias; segundo, la práctica de reparaciones y soluciones improvisadas en temporada alta, cuando locales necesitan abrir con rapidez; y tercero, si las barreras lingüísticas y culturales en cambios de titularidad provocan pérdidas de información —una situación nada infrecuente en Mallorca.

Oportunidades concretas y propuestas de solución

Del salón salen ideas que van más allá de culpabilizaciones: una base de datos central y pública con informes de inspección y actas de recepción, peritajes independientes obligatorios para estructuras portantes, obligaciones de notificación más estrictas ante cambios en el uso de espacios exteriores y protocolos de mantenimiento estandarizados que se presenten periódicamente. Además: una asistencia más rápida para las víctimas, que no dependa exclusivamente de largos procesos civiles.

De forma práctica y local se propone también un programa urgente de seguridad para terrazas similares en la playa: inspecciones visuales, pruebas de carga y, si procede, cierres temporales hasta conocer los resultados. Molestaría a residentes y visitantes a corto plazo, pero podría salvar vidas.

Los próximos pasos y una perspectiva sobria

El tribunal aún escucha peritos y están previstas nuevas comprobaciones en el lugar del siniestro. Para los familiares y heridos, el tiempo es ahora una prueba de paciencia; el ritmo de la justicia no coincide con el del duelo. Para la isla, el caso es más que una falla constructiva aislada: es una llamada de atención sobre controles más rigurosos, responsabilidades claras y una comunicación más transparente entre autoridades, gestores y vecindario.

Nota: Las declaraciones en la sala forman parte de un procedimiento en curso y no constituyen una sentencia definitiva. Lo que queda es el trabajo sobre estructuras que puedan prevenir tragedias similares —y la silenciosa, apremiante necesidad de respuestas por parte de la gente de la playa.

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