El Consell quiere frenar al cangrejo azul — ¿es suficiente el nuevo paquete de medidas?

El Consell quiere frenar al cangrejo azul — ¿es suficiente el nuevo paquete de medidas?

👁 2178✍️ Autor: Lucía Ferrer🎨 Caricatura: Esteban Nic

El Consell permitirá a partir de ahora pescar al invasor cangrejo azul en casi todas las aguas de Mallorca y ampliará los artes de captura. Un chequeo de realidad: qué falta, qué podría salir mal y qué ayuda de verdad.

El Consell quiere frenar al cangrejo azul — ¿es suficiente el nuevo paquete de medidas?

Pregunta central: ¿Puede la ampliación de los derechos de pesca y la autorización de dispositivos adicionales, por sí solos, resolver el problema ecológico?

A partir de 2026 hasta 2030, según la decisión del Consell, los pescadores recreativos podrán capturar el llamado cangrejo azul en casi todas las aguas de Mallorca; solo quedarán excluidas las zonas protegidas. Además, se autorizan oficialmente cañas de pescar, redes y pinzas agarradoras. Desde 2020, según el Consell, los aficionados ya han sacado del agua alrededor de 15.000 ejemplares. Suena a acción práctica — pero la respuesta a la pregunta central es más complicada.

Primera observación crítica: más dispositivos permitidos significan más actividad en los muelles, en calas pequeñas como Portixol o Cala Major y en los acantilados de la costa norte. Por las mañanas, cuando los ferris aún circulan y las gaviotas sobrevuelan, ya se ven cada vez con más frecuencia cubos, redes y guantes de goma. Eso es positivo — pero no basta automáticamente.

Ecológicamente, el cangrejo azul (Callinectes sapidus) es un oportunista. Se reproduce con rapidez, se alimenta de peces jóvenes y moluscos y puede desplazar las redes tróficas existentes. La presión de captura ejercida por pescadores recreativos puede aliviar localmente, pero sin una estrategia coordinada surgen fácilmente lagunas: las zonas de captura se usan de forma desigual, las áreas de cría quedan intactas y la captura incidental de especies protegidas por métodos inadecuados es un riesgo real.

Otro problema: los datos. La cifra de alrededor de 15.000 animales capturados suena impresionante —pero ese número dice poco sobre la evolución del stock, los lugares de captura, la estacionalidad o el tamaño de los ejemplares. Sin una recogida sistemática queda poco claro si la población disminuye o simplemente se desplaza localmente. En el debate público suele faltar esa visión fría basada en datos.

Control y cumplimiento son la segunda área crítica. Si se permite pescar en todas partes, hacen falta reglas claras sobre la eliminación de los animales capturados, tallas mínimas y obligaciones de notificación. Si no, los cangrejos muertos acaban en patios traseros o en la basura y el efecto se diluye. El Consell no ha señalado hasta ahora vías de notificación de alcance general que además sean de bajo umbral para los pescadores recreativos.

¿Qué falta aún en la discusión? Los incentivos sociales. Muchos pescadores actúan de forma voluntaria, por interés o por indignación ante los efectos visibles de la especie. Pero si el compromiso no se reconoce públicamente y no se acompaña de instrucciones sencillas, la disposición a participar disminuye. En conversaciones en el puerto de Sóller a menudo se oye: «Con gusto, pero ¿cómo lo hago bien?»

Los puntos concretos que podrían ayudar de forma sostenible no son ciencia de cohetes —pero deben combinarse. Primero: registros sistemáticos de captura y notificación. Un formulario online sencillo, una línea de WhatsApp o una app pueden registrar la ubicación, el número de capturas y el tamaño. Segundo: formaciones en puertos y en clubes de pesca —talleres breves sobre manipulación adecuada, evitación de captura incidental y eliminación segura. Tercero: acciones de extracción dirigidas en puntos calientes, acompañadas por científicos de la UIB o por biólogas marinas para validar los datos.

Además, las reglas sobre artes de pesca deberían diseñarse con sentido: las pinzas y los kescher (redes de mano) son útiles, pero las trampas y nasas necesitan especificaciones de tamaño y malla para proteger a los juveniles y a las especies no objetivo. Una «zona de captura» temporal pero controlada con vigilancia adicional podría demostrar si una mayor presión reduce realmente la población.

Un punto pragmático: la valorización. En mercados o restaurantes no se debe comercializar automáticamente una especie invasora —eso puede crear nuevas conexiones comerciales. Por otro lado, un uso controlado (por ejemplo, iniciativas locales para su transformación en pienso animal o compost, si es higiénicamente viable) puede crear incentivos para aumentar las capturas sin estimular el mercado.

Si falta transparencia pública, falta aceptación. El Consell debería acompañar las medidas con informes claros, mapas de puntos de captura e indicadores de éxito. Así los vecinos del paseo de Portixol o los propietarios de embarcaciones en el Port de Sóller saben que su esfuerzo no es sólo simbólico.

Escena cotidiana: un sábado por la mañana en el muelle —señores mayores con taza de café, dos turistas que observan un cangrejo en un cubo, niños que hacen preguntas. Son momentos que se pueden aprovechar: montar «puestos participativos» los fines de semana donde los voluntarios cuenten cangrejos y los limpien brevemente bajo supervisión. Así se genera conocimiento y, sobre todo, confianza.

Conclusión: la ampliación del derecho de captura es un paso en la dirección correcta, pero no es un remedio milagroso. Sin sistemas de datos, vías claras de eliminación, formación, vigilancia y una regulación prudente corren el riesgo de producirse efectos secundarios indeseados —y el cangrejo azul seguirá presente. El Consell ha otorgado la autorización; ahora queda el trabajo de implementarla de manera inteligente y práctica. Quien se planta por la mañana junto al agua lo nota: la gente quiere ayudar. Ahora hacen falta las estructuras para que esa ayuda sea eficaz.

Pasos concretos siguientes, en resumen: 1) crear un sistema de notificación y de datos; 2) formaciones y puestos informativos en puertos; 3) controles en puntos calientes con acompañamiento científico; 4) reglas claras sobre trampas y tallas; 5) medición del éxito y comunicación transparente.

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