Por qué vuelve a encenderse la discusión sobre el impuesto de pernoctación en Mallorca

Por qué vuelve a encenderse la discusión sobre el impuesto de pernoctación en Mallorca

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Política, hoteleros y vecinos se pelean de nuevo por un aumento del impuesto ecológico. Un pequeño recargo en verano afecta a quién — ¿y realmente ayuda?

Impuesto de pernoctación sube, sube — ¿o no?

Al despertar temprano camino por el Passeig Mallorca y las panaderías abren, siento el mismo viejo patrón: en invierno hablamos de infraestructura, en verano de multitudes. Ahora vuelve a ser un momento así. El gobierno discute, los socios de la coalición se pelean — y de repente un incremento del impuesto ecológico para junio a agosto de 2026 vuelve a estar en la agenda.

¿De qué se trata exactamente?

No es complicado: en los meses más calurosos quizá los huéspedes paguen dos euros más por noche. Objetivo: menos aglomeraciones, más ingresos para proyectos como potabilización del agua o plantas de saneamiento — es decir cosas que nadie ve en la playa, pero que en Son Servera, Palma o en la Playa de Palma marcan una diferencia real.

Política y economía discuten mientras tanto cuán estrictos deben ser estos ingresos adicionales. Los hoteleros exigen que cada céntimo se asigne claramente. Los ayuntamientos y las comunidades dicen: necesitamos control y sanciones, especialmente para los apartamentos turísticos que a menudo no facturan correctamente.

Una mesa redonda — y un error en el procedimiento

Se quiere primero discutir en la llamada Mesa Redonda para la sostenibilidad económica. Suena razonable. Solo: las decisiones se retardarán innecesariamente. Gobernar también significa establecer prioridades — y hacerlo a favor del bien general, no solo para rellenar compromisos políticos.

No soy fan de juicios generales. Dos euros en la temporada alta no es un drama para muchas parejas. Pero para los vecinos puede significar menos ruido, menos basura y redes que funcionan, lo que puede valer mucho. Y sí: algunos hoteleros lo ven de otra manera. Recordarán que la isla crea empleos y que los impuestos no se deben malgastar — comprensible, pero también de esperar.

La clave es el control

Se habla menos de la práctica: ¿quién controla los alquileres privados? ¿Quién verifica el uso específico? Sin controles más estrictos, el impuesto ecológico pronto seguirá siendo solo una palabra de moda en un balance presupuestario.

Al final, se trata de tres cosas: reglas claras, uso transparente de los fondos y sanciones reales por incumplimiento. Sin eso, la discusión será un eterno va y viene — y Mallorca podrá seguir caminando al límite, en la temporada alta con demasiadas personas y muy pocas soluciones.

He escuchado todo esto muchas veces en los últimos años — en cafés de la Rambla, en el mercado de Santa Catalina y en largas noches con hoteleros. A veces ayuda un pequeño recargo. A menudo, la política honesta ayuda más.

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