Bomberos y humo tras la explosión en la chimenea en Coll d'en Rabassa

Explosión en la chimenea en Coll d'en Rabassa: joven de 18 años gravemente herida — investigaciones y cuestiones de seguridad

👁 4389✍️ Autor: Adriàn Montalbán🎨 Caricatura: Esteban Nic

Una explosión en la chimenea en Coll d'en Rabassa dejó ayer a una joven de 18 años gravemente herida. La policía investiga cómo pudo llegar aparentemente un bote de spray al conducto. Un vistazo a las lagunas de seguridad y a las posibilidades de prevención en los hogares.

Explosión en Coll d'en Rabassa: una joven gravemente herida, vecinos conmocionados

Al final de la tarde, alrededor de las 15:30, un fuerte estallido convirtió el tranquilo Coll d'en Rabassa en el escenario de frenéticas labores de rescate. Los vecinos relatan una llamarada, humo irritante y sirenas resonando por las calles residenciales. Los bomberos acudieron con varios vehículos. Dos personas resultaron heridas; una joven de 18 años sufrió quemaduras graves y fue trasladada al hospital universitario Son Espases.

La pregunta central: ¿cómo pudo ocurrir?

Los investigadores en Palma examinan actualmente cómo un envase de aerosol —presuntamente un spray insecticida— pudo entrar en la chimenea y, al volver a encenderla, provocar la explosión. Esa es la hipótesis de trabajo de los equipos de intervención, aunque aún no hay un resultado definitivo. La cuestión esencial sigue siendo clara: ¿qué grado de negligencia o descuido fue necesario para que gases inflamables llegaran a una chimenea encendida?

Frente a la escena dramática conviene una mirada serena: una chimenea abierta crea una corriente que puede aspirar gases de espacios huecos cercanos o de recipientes almacenados sin protección. Si un aerosol inflamable entra en contacto con una llama, en cuestión de segundos se genera un peligro agudo —un riesgo que muchos subestiman, especialmente en hogares con personas jóvenes.

Lo que muchas veces queda fuera del debate público

Los testigos describen una escena caótica: unidades con equipos de protección respiratoria, agua de extinción en la acera y vecinos con rostros consternados. Pero con frecuencia se presta menos atención al contexto: ¿cómo se guardan las latas de spray y otras sustancias inflamables en el domicilio? ¿Quién es responsable en edificios de viviendas —el inquilino, el arrendador? ¿Y qué nivel de información tienen especialmente los jóvenes sobre los riesgos del fuego abierto?

También influyen factores constructivos. Chimeneas antiguas o mal mantenidas, coberturas defectuosas y la ausencia de rejillas de protección aumentan el riesgo de que objetos extraños caigan en el conducto. En barrios con mucha presencia turística y cambios frecuentes de ocupantes, el control regular de estas instalaciones puede quedar descuidado.

Oportunidades concretas y vías de solución

La investigación en curso ofrece la ocasión de reevaluar costumbres y normativas. Algunas medidas prácticas, de rápida aplicación, pueden tener un impacto inmediato:

1. Campañas de información: Folletos para inquilinos y propietarios sobre los riesgos de los aerosoles, cómo almacenarlos correctamente y cómo actuar con la chimenea encendida —distribuidos a través de asociaciones vecinales, administradores de fincas o centros educativos.

2. Controles obligatorios: Inspecciones periódicas de chimeneas y la instalación de rejillas de protección deben supervisarse con mayor rigor. Las instalaciones más antiguas se benefician especialmente de revisiones anuales.

3. Responsabilidad de los arrendadores: Los propietarios deberían incluir cláusulas sobre prevención de incendios en los contratos de alquiler y facilitar equipos básicos de seguridad, como rejillas y extintores.

4. Puntos de recogida para aerosoles: Los municipios podrían promover campañas de recogida de botes vacíos o defectuosos para reducir su almacenamiento innecesario en domicilios.

5. Fortalecer conocimientos de emergencia: Breves cursos de primeros auxilios, indicaciones sobre cómo reaccionar ante quemaduras y protocolos claros (números de emergencia, puntos de encuentro) en comunidades de vecinos ayudan a mitigar las consecuencias.

Impresiones locales y perspectivas

Para los residentes de Coll d'en Rabassa fue una noche inquieta. Ladridos, preguntas a transeúntes curiosos y la persistencia de la conmoción se mantuvieron. La policía solicita la colaboración de testigos: ¿alguien observó algo extraño en las horas previas a la explosión? Cualquier indicio puede ser clave para avanzar en las investigaciones.

El suceso es un recordatorio aleccionador: la protección contra incendios no es una norma abstracta, sino parte del día a día. A menudo basta un breve descuido, un objeto mal colocado o una tapa ausente —y de una rutina inocua surge una emergencia. Coll d'en Rabassa no es un lugar espectacular, es una parte corriente de Palma. Y precisamente por eso el asunto es tan serio: lo que ha ocurrido aquí puede ocurrir en cualquier lugar.

Nuestro cariño y solidaridad para la joven y todas las personas afectadas. Seguiremos las investigaciones y relataremos las conclusiones a las que lleguen las autoridades y la comunidad.

Noticias similares