Edificios residenciales en Palma de Mallorca, reflejo de la crisis de vivienda social

Vivienda en Mallorca: Casi 10.000 hogares esperan viviendas sociales

👁 4389✍️ Autor: Ana Sánchez🎨 Caricatura: Esteban Nic

La lista de espera de viviendas sociales en las Baleares crece: casi 10.000 familias están en lista, más de 6.000 en Mallorca. Por qué la situación empeora y qué podría ayudar.

Vivir se convierte en una prueba de paciencia: casi 10.000 hogares en la lista de espera

Al viajar por la mañana en el autobús por las avenidas, se mezclan el olor a café, las voces de los cafés abiertos y el tintinear de las tazas. Bajo ese ruido hay otra melodía: la silenciosa preocupación por la vivienda asequible. Actualmente casi 10.000 familias figuran en la lista de espera del instituto de vivienda balear Ibavi – más de 6.000 de ellas en Mallorca. No es una cifra abstracta: son vecinas, colegas y amigos artesanos que buscan cada vez más desesperados.

Las cifras hablan claro

Las inscripciones son aproximadamente un 20 por ciento mayores que el año pasado y casi un 50 por ciento más que hace cuatro años. Al mismo tiempo, los alquileres y los precios de compra han subido en los últimos diez años en torno a un 80 por ciento. Esas subidas consumen los ingresos: muchos cuentan que ya la mitad del salario neto se destina al alquiler sin gastos. Los más afectados: familias monoparentales, familias jóvenes y trabajadores del sector servicios, desde el supermercado hasta la guardería.

Por qué la lista de espera no se reduce

La burocracia y la escasez de capacidad en Ibavi juegan un papel, pero el problema es estructural: la isla, marcada por el turismo, tiene un mercado inmobiliario orientado al rendimiento en lugar de la sostenibilidad. El alquiler vacacional temporal, los apartamentos turísticos vacíos en épocas punta y la reconversión de vivienda en uso turístico agravan el problema de la oferta. Una consecuencia poco atendida: muchos comercios cierran porque los propietarios prefieren destinar locales al turismo, lo que transforma barrios enteros.

Lo que hasta ahora queda corto

En los debates públicos suele faltar la mirada a los obstáculos prácticos: ¿cuántos promotores reciben realmente ayudas, con qué rapidez pueden realizarse las reclasificaciones y por qué algunos patrimonios municipales permanecen infrautilizados? Sobre todo falta una hoja de ruta unificada entre el gobierno insular, los ayuntamientos y los propietarios privados. Además, el tema del subarriendo para trabajadores temporales o el uso temporal de plazas hoteleras vacías en invierno apenas se sigue de forma sistemática.

Puntos concretos de actuación – no solo discursos

Existen enfoques que, aunque no actúen de la noche a la mañana, podrían tener efecto más rápido si se combinan:

1. Aceleración de reclasificaciones y rehabilitación: equipos municipales especializados que revisen inmuebles vacíos y los liberen para vivienda social. Esto agilizaría los procedimientos de obra y permisos sin sacrificar calidad.

2. Incentivos para propietarios: desgravaciones fiscales o subvenciones si las viviendas vacías se incorporan a programas sociales en lugar de destinarlas al mercado vacacional.

3. Soluciones temporales: uso de hoteles con baja ocupación en temporada baja o viviendas modulares como soluciones puente hasta que haya vivienda permanente.

4. Nuevas formas de vivienda: cooperativas de vivienda, modelos de trust comunitario de tierras y grupos de construcción municipales podrían desvincular la propiedad y mantener la asequibilidad a largo plazo.

Estas medidas requieren dinero, valentía y coordinación. La política insular tiene algunos proyectos piloto sobre la mesa, pero el paso de la idea a la ejecución suele ser más largo que la paciencia de los afectados.

Quién paga el precio – y quién gana

Si no cambia nada, amenaza con imponerse una isla de dos velocidades: florecen el turismo y las viviendas de lujo mientras la mano de obra local es expulsada de las ciudades. Eso arrastra a escuelas, pequeños talleres y estaciones a una espiral descendente. Al contrario, la vivienda asequible puede asegurar la calidad de vida local: panaderías llenas, mercados animados como el Mercat de l'Olivar y barrios donde mayores y jóvenes pueden seguir viviendo.

Una perspectiva urgente

En la Plaça del Capitoli, cuando sopla el viento del mar y las hojas de los castaños susurran, uno se encuentra con personas que exigen soluciones concretas, no solo anuncios. Hace falta ahora un paquete que combine medidas puente a corto plazo y planificación a largo plazo: más viviendas disponibles, procedimientos más rápidos y un cambio de mentalidad en el uso del parque inmobiliario.

Quienes estén afectados o busquen ayuda pueden acudir a los servicios de asesoramiento locales y a los servicios sociales municipales. Y si mañana al pasear por Palma alguien nota un inmueble vacío desde hace años: merece la pena preguntar. A veces el cambio empieza con una conversación en la plaza.

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