El sábado, el centro cultural La Misericordia en Palma se transforma en un taller dulce: de 17 a 20 h hay degustaciones gratuitas, demostraciones de horneado en vivo y relatos de panaderos locales.
Una tarde llena de masa, azúcar y buen humor
\nQuien el sábado por la tarde pasea por el vecindario alrededor del centro cultural La Misericordia en Palma, quizá ya escucha: el tintinear suave de las bandejas de horno, las risas de los niños y el aroma de lo recién horneado que recorre las calles. De 17 a 20 h Palma invita por segunda vez a la Fiesta de las Pastelerías y Panaderías, una mezcla de mercado, showcooking y un pequeño viaje en el tiempo en la tradición de la isla.
\nQué puede esperar
\nEnsaimadas, pastel de almendra, coca de patata y más: los clásicos de la repostería mallorquina están en el centro. Pero no se trata solo de probar: artesanos y confiteros muestran en vivo cómo amasan, dan forma y glasean sus masas. El año pasado estuve ahí, junto a una mesa pequeña, donde un panadero mayor formaba sus nudos de masa en ensaimadas gigantes. Las manos se movían casi solas. Simplemente hermoso de ver.
\nLa clave: la entrada es gratuita. Se pasea de puesto en puesto, se prueba un trozo aquí, se saborea un bocado allá y quizá se queda con un pequeño vaso de café mallorquín. Para las familias es perfecto: los niños a menudo miran o ayudan a decorar. En las horas punta puede haber afluencia, pero eso es parte del plan. Un consejo: llega mejor alrededor de las 17:00, antes de que comience la gran oleada nocturna.
\nPanaderos locales, pequeñas anécdotas
\nMuchos de los participantes son talleres artesanales locales, que llevan años o incluso generaciones horneando en los pueblos. Se cuentan historias sobre recetas secretas que solo se sacan a relucir los domingos, o sobre abuelas que aún trabajan con hornos de leña. Esta mezcla de antiguo y nuevo hace que la fiesta sea simpática y honesta: no una feria estéril, sino un verdadero evento de barrio.
\nOrganizado todo por el Consejo Insular. La atmósfera es relajada: asientos, un par de músicos callejeros, niños comiendo helado y los visitantes inevitables tomando fotos, porque así se hace hoy en día. Si llega en bus, lo ideal es bajarse cerca de Passeig Born y caminar de cinco a diez minutos. Aparcar cerca puede ser complicado, especialmente cuando el sol aún está bajo.
\nPor qué vale la pena visitar
\nPorque da felicidad. Porque se descubren nuevas formas de sabor. Y porque es una oportunidad rara para hablar personalmente con los panaderos. Especialmente si se vive en Mallorca, estos momentos son pequeños anclajes que nos recuerdan la tradición y la vida cotidiana, entre hordas de turistas y cafés de moda.
\nAsí que: póngase zapatos cómodos, traiga hambre y planee dedicar un poco de tiempo. El sábado por la tarde, de 17 a 20 h, La Misericordia se convierte en un pequeño oasis de pan horneado. Gratis. Sonoro. Delicioso. Y muy mallorquín.
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