Una cuatrimoto alquilada se vuelca en la estrecha calle Betlem de Cala Pi. Una turista es trasladada al hospital. ¿Quién tiene la culpa — conductora, arrendador o la falta de infraestructura?
Accidente de cuatrimoto en Cala Pi: mujer resulta gravemente herida, hijo con raspones
El sábado al mediodía un sordo ruido metálico rompió la hasta entonces tranquila y estrecha calle Betlem en Cala Pi. Una cuatrimoto alquilada volcó. Una turista alemana tuvo que ser trasladada a la Clínica Rotger, su hijo quedó con leves raspones con la familia. Testigos cuentan que la madre perdió el control en una curva cerrada y se deslizó por el borde de la calzada.
La pregunta central: ¿Quién asume la responsabilidad?
La pregunta es simple y a la vez incómoda: ¿Quién tiene la culpa cuando ocurre algo así? ¿Es un error de la conductora, una omisión del arrendador, el perfil poco visible de la vía —o una mezcla de todo? En las muchas calas de Mallorca como Cala Pi confluyen vías estrechas, turistas con poco conocimiento del lugar y vehículos recreativos alquilados. Resultado: pequeñas distracciones se convierten rápidamente en peligros.
En el lugar el panorama era caótico. Vecinas gritaban, niños lloraban, el viento caliente traía hasta la costa el olor a pino y aceite de motor. La Guardia Civil se ha hecho cargo de las investigaciones. Hasta entonces quedan muchas incógnitas: velocidad de circulación, estado de la cuatrimoto, instrucciones de seguridad previas, obligación del casco —todo ello influye.
Aspectos que rara vez se discuten
Algunos puntos suelen pasar desapercibidos en el debate público. Primero: la responsabilidad de los arrendadores. ¿Cómo se instruye exactamente a los clientes? ¿En qué idioma? ¿Hay una explicación práctica o solo un formulario? Segundo: cuestiones de seguros. Muchos turistas no saben qué daños cubre un seguro de alquiler normal —y si los daños personales están incluidos. Tercero: niños a bordo. Los ATV no están diseñados principalmente para transportar niños. Que los padres los lleven es un riesgo que debe cuestionarse legal y éticamente.
Y cuarto: la infraestructura. Cala Pi tiene calles estrechas, en parte gravilla suelta en el borde de la calzada y apenas espacio de escape. Una combinación nada favorable ante errores de conducción. Si el borde de la carretera cae bruscamente o faltan protecciones, basta un pequeño giro del volante para que una cuatrimoto vuelque.
Oportunidades concretas y propuestas de solución
No basta con rezar tras un accidente. Se necesitan medidas en varios niveles. Aquí un plan pragmático:
1. Mejor información e instrucción obligatoria: Los arrendadores deberían ofrecer una breve instrucción práctica obligatoria —idealmente con vídeo y en varios idiomas. Un pequeño entrenamiento de conducción en un área cerrada podría ser obligatorio.
2. Obligación del casco y estándares de seguridad visibles: El casco siempre debe llevarse puesto. Además, los arrendadores deberían proveer equipo homologado y documentarlo.
3. Normas claras para los niños: Niños solo en asientos destinados y con protección adecuada. Si el vehículo no lo permite, no se debe llevar a niños.
4. Geocercas y limitaciones técnicas: Las cuatrimotos modernas pueden equiparse con limitadores electrónicos de velocidad o geofencing, de modo que reduzcan la velocidad automáticamente en los núcleos urbanos estrechos.
5. Más controles y mejor señalización: Mayor presencia de la Guardia Civil en destinos turísticos muy transitados, complementada con señales visibles que adviertan de calles estrechas y tramos con borde de calzada suelto.
6. Transparencia en los seguros: Los contratos de alquiler deben explicar clara y comprensiblemente qué daños están cubiertos y qué costes asumirían los clientes en caso de siniestro.
Qué pueden hacer los turistas
Quien alquile una cuatrimoto en vacaciones debe actuar con plena consciencia: casco puesto, reducir la velocidad, mirar dos veces antes de cada curva, no llevar a niños sin asegurar. Y: si algo parece inseguro, dejar el vehículo. El número de emergencia en Mallorca es 061 —mejor llamar una vez de más.
El accidente en Cala Pi no es una dramatización gratuita, sino un recordatorio de lo rápido que el ocio puede convertirse en un peligro serio. Autoridades, arrendadores y conductores comparten la responsabilidad de evitar que escenas así se repitan.
Deseamos a la mujer lesionada una pronta y completa recuperación. Y al pequeño pueblo de Cala Pi: algunas señales más claras y menos cuatrimotos en las calles estrechas —por el bien de quienes disfrutan aquí de la tranquilidad, el olor a pinos y el sonido del mar.
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